14: Wendy Black

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Liam llegó a la habitación de Ían, silencioso y pensativo. Los chicos estaban tan concentrados en lo que hacían que no se percataron de inmediato del estado en el que había llegado su amigo, a pesar de haberse arrojado en la cama como un muñeco sin vida y mirar fijamente el techo de la enorme habitación. Nathan dejó de ver el pequeño trofeo de bailarina que llevaba colgado en el pecho y se dirigió a su hermano, por fin se dio cuenta de que algo le ocurría, llamó la atención de los otros dos y se sentaron en la cama con él, rodeando su tendido cuerpo.

- ¿Qué te pasa, hermano? – preguntó Nathan preocupado al extremo

- Acabo de besar a una chica – dijo sin cambiar su perdida mirada

- ¡Cielos! No nos asustes así – dijo Ían – pensé que algo fuera de lo normal había pasado.

- ¡Eso estuvo fuera de lo normal!

- ¡No puede ser! – dijo Davis – ¿Acaso te gustó?

- No sé si me gustó...

- ¿Entonces cuál es el problema?

- Que no puedo sacarla de mi cabeza, su perfume olor a fresas, el olor de su cabello, la suavidad de su piel y... sus labios...

- ¡Imposible! – exclamó Nathan algo molesto.

- ¡Acabas de recibir tu primer beso, Lee! – exclamó Ían feliz por su amigo.

- ¿Primer beso? – preguntó Davis – ¡Ah, es cierto! – recordó – dijiste que has recibido y dado tantos besos sin sentir nada, que cuando llegara la indicada y sintieras bombas en tu corazón, sería tu primer beso.

- ¿Qué tuvo éste de especial? – preguntó Ían con curiosidad.

- Cuando he besado a las demás, siempre quieren hacer uso de su experiencia conmigo y mostrarme que saben, pero se vuelven agresivas o empalagosas, eso no me gusta... Pero ésta chica... fue tan dócil, sus labios se movían junto a los míos, me permitió ser quien guiara, ser quien besara...

- ¡Entiendo ese sentimiento, Lee! – dijo Ían.

- ¡Yo no! – interrumpió Nathan enfurruñado.

- Pues claro – exclamó Davis riendo – eres un cactus cuando se trata de mujeres.

- ¡Cállate! Tú tampoco has besado a ninguna chica por esperar a Rina, y ahora ella está aquí y estás perdiendo tu tiempo...

- Como siempre... Tu lengua no tiene piedad...

- ¡A lo importante! – interrumpió Ían – ¿Quién fue la afortunada, Lee?

- El afortunado fui yo...

- Solo dinos...

- Baker... Ann Baker...

Todos lo miraron boquiabiertos por unos segundos, pero Ían se levantó de la cama y comenzó a aplaudir y a señalarlo.

- ¡Sabía que te gustaba esa chica, lo sabía!

- Después de tantos pasteles... – reflexionó Davis.

- ¿Cómo pasó eso, hermano?

- Pues – sentándose en la cama, abrazando una gruesa almohada – la vi desde la ventana de mi habitación en el jardín, no sé por qué, pero en ese momento sentí que era necesario acercarme a ella, bajé y no pude evitar fijarme en sus ojos. Como obra del destino ella misma tomó el tema de los besos en la actuación y allí vi mi oportunidad, le dije que haríamos una improvisación actuando como otras personas, pero en ningún momento me metí en el personaje. Fue una improvisación absurda porque ella saltaba de un tema a otro justo cuando llegaba el momento del beso, sentí que iba a perder la compostura, pero finalmente pasó, y ahora no puedo sacármela de la cabeza.

La voz de mis recuerdos (Completa)Where stories live. Discover now