5: Debes decirle

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En ese momento se abre la puerta y sale Nathan de la habitación, en silencio se acerca y camina con el grupo.

- ¡Lo sabía! Lo conozco demasiado – dijo Liam a Amy que caminaba junto a él.

- ¿Qué pasó? ¡Pensé que no vendrías! – preguntó Davis.

- Tengo hambre y me dirijo a almorzar, no voy con ustedes, pero sí al mismo sitio que ustedes.

- Cielos, tu orgullo es inquebrantable – dijo Ían entre risas.

- Es insoportable – suspiró Jade.

Amy acompañaba a Liam al frente, seguidos de Ann, Jade, Rina, Davis, Ían y Nathan en ese orden. En un momento en que no estuvieron tan juntos, Nathan pudo ver la espalda de Jade, le llamó la atención su largo y negro cabello que rosaba sus caderas. Gracias a eso, tuvo un flashback de aquella niña que oyó cantar en el parque bajo la lluvia mientras danzaba y su largo cabello recibía las gotas del tempestuoso cielo. Sacudió su cabeza para evitar pensar en eso, mientras se decía:

"Es impensable que una bruja como ella pueda hacerme recordar a aquella niña de nobles pensamientos y hermosos versos, simplemente es inaudito. Ni en sus voces son parecidas."

Bajaron al piso cinco, donde había varios restaurantes y tiendas de aperitivos. Liam le preguntó a cada una, qué deseaban comer y según sus respuestas se dirigió al lugar donde vendían cada especialidad.

- ¡Teníamos que haber dicho lo mismo todas! – dijo Rina apenada

- Liam ha sido muy amable, pero siento que somos una molestia – concordó Jade

- ¡Lo eres! – respondió Nathan que pasaba cerca.

Ella corrió tras él seguida de Amy y Ann quienes trataban de detenerla. Rina quería ir también, pero le apenaba dejar a sus compañeros ahí.

- No te preocupes – dijo Davis – Nathan siempre es así, me agrada que por fin alguien no se doblegue ante él.

- Y no te avergüences – añadió Ían – al menos, hoy el lugar está un poco solo.

- No me avergüenzo de ellas, además, esas carreras son muy divertidas.

- Pensé que te preocupaba que pensáramos que eran...

- ¿Infantiles? ¿Desordenadas? No importa, pero si pensarán eso de ellas, quiero que lo piensen de mí también. Incluso en eso, no las dejaré solas.

- Me recuerdas a una amiga que tuve hace mucho – interrumpió Davis – al igual que tú, era japonesa, mírala – dijo sacando una pequeña foto vieja de su billetera.

- Davis siempre muestra esa foto a todos – expresó Ían con tierna sonrisa.

Eran él y Heidi junto a una infanta Rina. Ella se sintió tan emocionada al ver que él conservaba su foto y sus recuerdos, pero trató de disimular su emoción lo más que pudo.

- Mi mejor amiga – continuó Davis – era muy sacrificada, aunque a veces demasiado.

- ¿Qué pasó con ella?

- Eso me gustaría saber – respondió suspirando – nos mudamos repentinamente de la ciudad y años después cuando volvimos, ella también se había ido.

- Heidi insiste en buscarla – agregó Ían – pero es una misión prácticamente imposible.

- ¿Por qué insisten en buscarla?

La voz de mis recuerdos (Completa)Where stories live. Discover now