2: ¿De nuevo, bajo la lluvia?

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Desde pequeña, Rina siempre tuvo aquella apariencia que ninguna niña querría tener. Fue víctima de bullyng, rechazo, maltrato y muchas cosas más, todo por no ser bonita y, además, extranjera. Al llegar a casa, sus padres estaban muy ocupados y no tenían tiempo de escucharla, sus hermanos menores eran muy pequeños para entender lo que ella pasaba. Estaba hundida en su soledad, sin saber a dónde acudir, poco a poco un vórtice de emociones negativas la arrastraba hasta el núcleo. Cierto día, cuando niñas la hicieron caer al suelo, y no podría contener sus lágrimas, escuchó una aguda voz decir:

"¿Estás bien?"

Aquella voz se asimiló a la de un ángel encarnado en una niña de claro cabello y brillantes ojos. Solo esas palabras, necesitaba para poder aguantar su tormento. Sus gafas habían caído lejos y ella palpaba el piso tratando de encontrarlas. La voz de un niño la detuvo.

"Aquí tienes tus gafas"

Y luego, esa misma voz decía:

"Esto no es divertido, déjenla en paz"

Los que la molestaban se apartaron de allí, se puso sus gafas de nuevo y ahí estaban. Dos ángeles con humildes sonrisas y grandes corazones que la ayudaron a ponerse de pie. Eran los estudiantes nuevos, de los que todos hablaban. Y con razón, Heidi Langley era muy linda, largos risos dorados caían sobre sus hombros, además de ser amable al extremo. Davis Langley era más reservado, pero siempre estaba sonriendo en su silencio, sus miradas de compasión y ternura hacían sentir cómoda a Rina, mientras las demás niñas se derretían a sus pies. Sus padres eran muy adinerados, lo que causó que se volvieran los más populares de la escuela. Sin embargo, ellos sabían que los que los buscaban no lo hacían por interés personal, más bien era por interés material. Solo una niña se ganó su más sincero afecto, y ella fue Suzuki Rina, quien se volvió su mejor amiga. No había día en que no se juntaran a almorzar, la invitaban frecuentemente a su casa y la cuidaban de los malos niños que la querían lastimar. Rina quería devolverles su afecto, pero era tanto lo que habían hecho por ella, que no sabía cómo. La había sacado de aquél negro vórtice de amargura y soledad y la adentraron en un campo de luz y colores que pintaron un nuevo camino en su vida, rodeada de una fragancia de felicidad.

Pero la felicidad es efímera, años después, los gemelos desaparecieron. No volvieron a ir a la escuela, y sus padres habían vendido aquella lujosa mansión donde solían vivir y pasar las mejores tardes de juegos. Poco después se enteró que los Langley fueron a vivir a otra parte del país fue una decisión apresurada, por eso, no tuvieron oportunidad de despedirse. Rina sintió cómo su corazón se comprimió por el dolor ¿No volvería a ver a sus amigos? La tristeza se apoderó de ella, era como si su vida perdiera el sentido. Pensaba que, quizá, si la extrañaban, ellos volverían, aunque sea por un día, y esperaría ansiosa por su regreso. Pero para su mala suerte, sus padres decidieron mudarse a una nueva ciudad ¡Ahora sí sería imposible un reencuentro! Si los gemelos volvían, ya no la encontrarían. ¡Qué frustración! Pero nada estaba a su alcance. Por mucho tiempo estuvo deprimida, eran demasiados cambios unos tras otros, un vacío comenzó a gobernar en su cuerpo.

Años después, veía T.V. cuando lee un título de una entrevista: "Los gemelos Langley van con todo". ¿Qué es esto? ¿Podrían ser ellos mismos? ¿Qué hacen en televisión? se preguntaba y vio toda la entrevista sin pestañear. Aparecieron allí, con sus grandes sonrisas. Una hermosa, y ahora adulta Heidi, daba una pequeña introducción a la próxima película que estaría filmando y relataba un poco cómo ha sido su carrera como actriz. Davis comentaba que se concentraría en la música y formaría parte de una banda de rock como baterista, con sus tres queridos amigos que conocía desde la infancia, pedí el apoyo y el amor del público y prometía no defraudarlos.

La voz de mis recuerdos (Completa)Where stories live. Discover now