7: Parodia

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Liam y Amy

En el auto Amy no podía creer que iba al lado de uno de sus músicos favoritos y lo hacía muy evidente, le expresó cómo se sentía por estar y poder compartir con ellos.

- ¿Te has sentido cómoda a pesar de las pruebas que les ha puesto mi padre?

- Para mí ha sido muy divertido, lo único que no me ha gustado es tener que levantarme tan temprano, pero olvido eso cada vez que estoy con ustedes.

- Se han desenvuelto muy bien en lo que les han pedido, aunque apenas es el inicio.

- Pero para ustedes ha sido muy difícil, realmente quería escucharlos ayer, pero Nate abandonó la sala sin previo aviso ¿Se sentía bien?

- No te preocupes por eso – dijo con una gran sonrisa viendo fijamente la carretera– ahora está bien.

- ¿Cómo te sientes cada vez que escribes una canción?

- ¿Por qué lo preguntas?

- ¿No sientes cómo una extraña energía recorre por tus dedos y no quieres detenerte? ¡a mí me pasa muchas veces así!

- No he sentido eso, pero sí algo muy similar, es como que estuviera siendo impulsado por gigantescas notas musicales en mi espalda

- ¡Eso es muy extraño! – decía riendo.

- Es verdad, pero así es la música, nos hace sentir de diferentes maneras en cada canción, por eso es que puede llegar al corazón cerrado de las personas, busca el modo de introducirse hasta por los poros.

- ¡Eso es totalmente cierto! ¿y cómo te empezó a gustar la música?

- Mi padre y mi madre son amantes de ella y la inculcaron en mí, puedo decir que la llevo en la sangre.

- Y en un sentido muy literal – reía ella.

- Amy, no sigas riendo así – dijo él observándola con una mirada tierna – o me enamoraré de tu sonrisa.

- Yo estoy enamorada de tu talento, así que estamos a mano.

Aquél comentario lo hizo reír mucho, cada vez le caía mejor, era tan inocente y alegre que contagiaba a los que la rodeaban, un sentimiento nostálgico comenzó a brotar en él, ella se parecía tanto a su hermano menor en la infancia, igual de feliz, igual de atolondrado, hasta la admiración que sentían por él era muy similar. Comenzaron a caminar juntos por algunos centros comerciales y literalmente parecían hermanos, él era extremadamente alto y ella tan baja en comparación, tan alocada y juguetona y él tan calmado y paciente, observándola con ternura mientras ella exploraba el lugar. En cierto momento, el teléfono de Liam timbró y se apartó a del bullicio para atender su llamada, comenzó a reír y a hacer algunas bromas, Amy estaba lo suficientemente cerca para escuchar la conversación, aunque no apartaba la vista de los dulces que veía en la tienda más cercana. Él colgó después de hablar unos minutos y se dirigió a ella, compró algunos dulces y se dirigieron de nuevo al auto, yendo al sitio donde almorzarían. Estacionaron frente a un enorme jardín, Liam sacó del baúl una gran manta y una canasta y los acomodó en el césped, ella corrió hacia él, con sus ojos iluminados tomó asiento sin poder evitar preguntar:

- ¿Haremos un picnic? – con emoción.

- ¿Te gustan los picnics? – sacando varias cajas de comida de la canasta.

- Nunca he estado en uno, pero ya me están gustando. Jamás pensé que te gustasen.

- Me fascinan, semanal hacíamos uno Nate, mi abuela y yo – dándole un grueso sándwich que parecía contener toda cosa apetitosa posible.

La voz de mis recuerdos (Completa)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang