En su infancia se escucharon al cantar bajo la lluvia y se enamoraron de sus voces, pero en su adultez se odiaron de inmediato al conocerse.
Ambos forman sus propios grupos musicales, él es el líder de una banda de rock y ella es líder de un grupo v...
"Eres tú la que viste mi dolor con las prendas de la alegría.
Eres tú la que desnuda mi cuerpo de la ira contenida.
Eres tú la que hace crecer las flores de la felicidad, ahogando las espinas de mi adversidad.
El rocío del amanecer, sobre tierra seca tras el anochecer.
El primer rayo de luz en el oscuro ocaso sin virtud.
El sonido del silencio que ahoga mi soledad, y solo gracias a ti puedo superar.
La colorida pintura, sobre un pálido lienzo sin estructura.
El dulce sueño en una noche de pesadillas, que da paz y calma del miedo a mis rodillas.
A ti me puedo expresar y siempre me escucharás.
Sin querer respuestas a mis preguntas otorgas, con "do re mi" fácilmente lo logras.
¡Oh hermosa música! ¿Qué más puedo desear?"
Esa era la letra de la canción que escuchó Nathan, a sus doce años, una noche lluviosa, mientras caminaba perdido en sus pensamientos. Aquella femenina voz lo sacó del trance, y ansioso buscó su origen. Al otro lado de una verja, en un parque, paseaba una niña de espaldas a él. Tenía un sencillo vestido azul claro, y su largo cabello oscuro, empapado, cubría su espalda hasta la cintura. La curiosidad se incrementó en él, trató de ver su rostro, pero no lo lograba, ella solo seguía cantando con una voz, aunque no desafinada, no era armoniosa. Sin embargo, había más pasión en ella que en otro cantante profesional al entonar. Por su expresión corporal, estaba muy feliz, balanceando sus brazos de un lado a otro y dando vueltas sobre un pie, tan rápido que no le era posible ver aún su rostro.
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"En ti veo una amiga, que me da más que una simple guía.
Con tus sublimes notas haces mi corazón palpitar, sin desenfreno al simple hecho de tararear.
No hay quien muestre más pasión a ti que yo, pues, entre tú y yo hay una romántica relación.
¡Ay de la tristeza! Que quiere sobrevivir a mis costillas.
¿No entiende que eres tú la razón de mil maravillas?
Graves injusticias se avecinan, al oírte cantar de sus intentos por herirme declinan.
De personas no quiero nada, las considero simples y vanas.
Pero tú eres diferente, no puedo apartarte de mi mente.
