—¿Y por qué casi pasó? —arrugó su entrecejo.

Estaba acostumbrada a escuchar que casi pasó algo entre ellos, normalmente casi pasaba porque él tenía que despertar temprano, tenía que estudiar o hacer cualquier cosa que no implicara el clítoris de su novia. Nunca iba a entender cómo Colin desaprovechaba cada noche estudiando cuando bien podía estar follando a ese pedazo de mujer, pues, follar una vez a la semana era sinónimo del mismo averno para alguien como Vivian. Siempre que empezaba a cuestionarse cómo lo lograban, terminaba concluyendo que Emma era una completa estúpida.

—No fue un buen día para mí, con los cólicos y el malestar emocional —explicó.

—Emma, necesitas encender esa relación —suspiró, cerrando sus ojos—. Y te lo digo como una mejor amiga que se preocupa por tu bienestar. El sexo es una necesidad básica. ¿Sabes cuál es el problema? Ese hombre no sabe complacerte, porque ninguna mujer complacida se limitaría a tener sexo una vez al mes.

—No tenemos sexo una vez al mes. Y tú qué sabes si me complace o no. —Sus ojos se pusieron brillosos—. No me gusta que hables de Colin como si fuese una máquina. Él también está aprendiendo.

Vivian frunció su ceño, viendo la cámara.

—¿También está aprendiendo? —Su nariz se arrugó con repulsión.

El corazón de Emma se aceleró como vehículo de fórmula 1

—Está aprendido sobre esto, sobre mantener una relación saludable.

—Ah, sí. El demonio hecho mujer y llamada Rebecca —bufó.

Casi.

—Lo amo mucho —inclinó su cabeza a un lado, manteniendo su mirada frágil—. Me gustaría llevarlo conmigo a pasar el verano lejos del contacto humano. Y también quiero que me haga el amor siempre.

—¿Ves? No soy una enferma. Tú lo deseas.

Emma tragó saliva.

—¿Cómo estás sobreviviendo sin Al? —frunció su ceño.

No se le había ocurrido preguntárselo hasta ese momento.

—Mal. Para eso te llamaba. No me pasaste la conversación que Colin tuvo con él.

—No pude.

—¿Cómo no? Puedes desbloquear su puto teléfono con tu huella —gruñó.

—Pero no invado su privacidad. Me enseñó la conversación, pero no le pedí que me la pasara porque no iba a querer, quiero decir, no iba a querer que te la pase a ti. —¿Por qué lo dijo? No tenía la menor idea, sinceramente—. Ehm, Al no dijo mucho, solo que está estresado por su papá, y que no quiere hablar con nadie porque no se siente bien. Cole le pidió que le llamara, de ser necesario, pero él no respondió a eso. La parte que no comprendo es cómo no has conseguido penetrar su campo de confianza, eres su novia.

—Ah, discúlpame por no tener una relación tan perfecta como la tuya —rodó sus ojos.

—Eso no fue lo que quise decir —apretó su mandíbula.

—¿Entonces qué? ¿Hm? —miró a la cámara.

—Nada. Deberías darle tu apoyo, aunque no te responda con frecuencia. Hazle saber que estás presente a la distancia. Este es el momento en que haces a un lado tu libido enloquecida y le ofreces tu hombro porque él no está bien. Y de eso se trata una relación, ¿sabes? Ofrecer una mano, aunque el otro no la acepte. —Su tono de voz se puso rígido—. De acuerdo. No quería decírtelo porque no sé, tengo la idea de que no debo meterme, pero no engañes a Alan con una aventura de verano. Él no se lo merece, Vi.

El Novio De Emma© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora