Solito

295 11 8
                                    

Un techo de cartón lo esconde de la pena de quienes lo dejaron ahí.

Inocente de la pobreza humana que no lo supo apreciar.

El sol a diario va secando su vista mientras la luna se la nubla.

No solo su cuerpo se consume, tambien su espíritu.

Aun con ello no arremete contra nadie pero ha aprendido a desconfiar.

Su nombre se ha perdido entre el laberinto de indolentes que repudian su condición, la que ellos mismos crearon.

La lluvia ya no lo baña, solo hiere su cuerpo marcado.

Con toda la tristeza que guardan sus ojos aun regalan un poco de su luz.

Un grito de auxilio que dice más que si pudiera hablar que espera ansioso el amor que se le negó.

Su corazón guarda un perdón que le queda grande a cualquiera.

Sobre todo a aquellos con un alma de cartón que no sirve ni para esconder la vergüenza de ser así.

El mismo cartón que dieron por techo a él.

Chocolates de formolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora