Un techo de cartón lo esconde de la pena de quienes lo dejaron ahí.
Inocente de la pobreza humana que no lo supo apreciar.
El sol a diario va secando su vista mientras la luna se la nubla.
No solo su cuerpo se consume, tambien su espíritu.
Aun con ello no arremete contra nadie pero ha aprendido a desconfiar.
Su nombre se ha perdido entre el laberinto de indolentes que repudian su condición, la que ellos mismos crearon.
La lluvia ya no lo baña, solo hiere su cuerpo marcado.
Con toda la tristeza que guardan sus ojos aun regalan un poco de su luz.
Un grito de auxilio que dice más que si pudiera hablar que espera ansioso el amor que se le negó.
Su corazón guarda un perdón que le queda grande a cualquiera.
Sobre todo a aquellos con un alma de cartón que no sirve ni para esconder la vergüenza de ser así.
El mismo cartón que dieron por techo a él.
ESTÁS LEYENDO
Chocolates de formol
PoetryNada es tan cierto, claro y preciso como la poesía, por eso es la mejor manera que tengo para hablar contigo de frente. Estos poemas son solo pensamientos que ya no caben en ninguna parte de mi alma y a veces de mi imaginación, pero casi en su total...