03. Un día de paz

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Una gota desciende por la ventana, lenta e irregular y tras ella una a una caen más pasando entre las demás ya dormidas sobre la ventana.

Afuera todo queda en calma, parece que sólo ella puede pasar y cantar sobre los techos, llenando todo de silencio.

Todos presos sin poder salir, lamentando un día perdido.

Pero, tras una ventana alguien celebra esa divina interferencia de la naturaleza y hasta se prepara para recibirla.

¿Cómo no disfrutar de aquel espectáculo con entrada libre?

Si solo en esos días el sol se esconde,

Las nubes se tiñen,

Todo parece quedar atrapado en cámara lenta.

El ruido cesa dejando por fin oír la armonía de la naturaleza presa entre tanto cemento.

El interior de la casa se oscurece.

Solo un pequeño reflejo de luz entra por aquella ventana.

Donde en un suave y mullido sillón contemplo como todo el caos se reduce a calma.

Como las calles aledañas a mi refugio se cubren de cristal.

Llenando de frescura la ciudad, en miles de destellos se funden las gotas hasta convertirse en un manto de delicados encajes.

El cielo se hace notar con su estridente sinfonía y al llegar la noche por segundos la luz de cada acorde la convierten en día.

Como espectadores solo se ven de pie el farol de la esquina y yo.

Guardando cada detalle, sumergida en la música y mis pensamientos.

Abandonando mi cuerpo a aquel momento tan mío, disfrutando esa soledad tan gratificante que trae consigo la lluvia.

Aún cuando la lluvia se ha ido deja todo sumido en aquella tranquilidad.

Todo se inunda de un exquisito aroma a grama.

A madera.

A paz.

Entre los charcos de agua y las plantas se oyen los sapitos y los grillos cantar.

La brisa se hace más fuerte y se muestra orgullosa silbando entre las ramas de los árboles.

De pronto todo parece que tuviese más color, más vida.

Nadie nota que siempre estuvieron ahí pero acostumbrados a su vida mundana lo pasaron por alto.

Dejando a un lado esos detalles que nos dan calidad de vida.

La lluvia no es triste como muchos aseguran.

Es sólo una pausa a tanto desorden.

Son nostálgicas porque muchos encuentran el momento para poner orden en su mente, en el corazón.

En rumbos que tomar y en historias que se anhelan poder escribir en vez de soñar.

Triste es que pocos la disfruten, solos o acompañados. 

Que no vean lo bonito que es en realidad, es la excusa perfecta para consentirse. 

 Es un momento de calma para que todo vuelva a comenzar.

Chocolates de formolWhere stories live. Discover now