Chocolates de formol

101. De aquí a que te vayas

El viaje no fue tan largo como creí podría ser.

Solo bastaron unos meses para instalarte hasta en mi flujo sanguineo.

Desde entonces vengo disfrutando de un salvo conducto que te dio mi corazón.

Has calado más intenso que los desvelos de los que eres culpable.

De los que yo gustosa me pinto ojeras por despedirme con un "hola".

Cada respiro es un toque de la providencia para aguantar lo que ya no me da espacio.

Entre pecho y espalda mi alegria ya no cabe.

La amenaza de que algún día nos veremos traza mapas de contingencias en mi cuerpo para el día que colapse ante tu presencia.

Has llegado para quedarte tanto como mi alma permita desdoblarse.

Porque a cada toque tuyo una nueva yo se descubre imponente ante mis miedos.

Gozas de una visa irrevocable por mis sueños y deseos más profundos.

Puedes perderte por el laberinto de mis dedos que destilan cada palabra que dictas en estos poemas.

De aquí a que te vayas el cielo tendrá techo y el suelo necesitará un fondo.

Porque en cada parpadeo tu sonrisa me hace un guiño confiandome mis propios secretos.

Los que como el cielo eran claros y ahora los descifro en clave morse con tus pulsaciones.

Las mias las has hecho indecifrables por la emoción de saberte aquí dentro.

Mis latidos no son más que un fuerte zumbido porque vuelan libres por donde quieran.

Ya en mi no caben.

Por eso todo te lo escribo.

Si te lo dijera todo sería muy bizarro.

Porque contigo no me hayo ni pies ni cabeza.

De aquí a que te vayas falta mucho.

Porque no puedes.

No puedes irte de ti.

Porque en todo mi sistema está una réplica del maremoto de tu llegada que se apropió del brillo de mi mirada y un poco más.

Eres uno de los mejores recuerdos que guardaré y viviré por siempre.

Porque todo lo que nos marca y nos hace diferencia es lo que nos mantiene respirando.

Viviendo y soñando en que todo de alguna manera puede ser.

De que siempre cabe un quizás entre un portazo o una sonrisa.

De aquí a que te vayas ya yo te habré encontrado de nuevo.

En cada recuerdo de la vida que haya tenido.

Porque la anduve contigo.

Caminando por el sendero más estrecho hasta mi final.

Donde esperaré paciente hasta tener el turno de verte desde afuera y no solo dentro de mi.