Stephen no ha tenido una vida fácil. Tuvo que hacerse cargo de su madre y de su hermana pequeña cuando su padre los abandono y aunque no esta muy orgulloso de dónde saca el dinero sabe qué es lo mejor. Él es el boxeador más temido por todos, nadie s...
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POV CAROL
No puedo, no puedo seguir con esto, os lo juro que lo intenté, incluso llegué a pensar que el sentía algo por mí pero me lo dejó muy claro. Yo soy la tonta que he caído y no puedo seguir así, prefiero no tenerlo qué tenerlo incompletamente. Se que habrá chicas que le den lo mismo que yo y le hagan feliz a su manera pero yo necesito a alguien que me quiera, quiero dejar de sentirme asi.
Me dirijo hacia donde hemos quedado, lo veo apoyado en su coche y una sonrisa aparece en sus labios cuando me ve. Lo voy a echar tanto de menos. Cuando llego a su lado sé que se ha dado cuenta de que algo va mal. Me mira un poco confundido y preocupado.
- Angelito ¿estas bien?- me acaricia la mejilla con delicadeza mientras que con la otra mano me agarra de la cintura. Lo miro unos segundos y siento como mis piernas me fallan, creía que iba a ser mas valiente al decírselo, lo quiero tanto que duele.
Me pongo de puntillas y lo beso, sabiendo que ese va a ser nuestro último beso, la ultima vez que sentiría sus fuertes brazos a mi alrededor, que acariciaría su pelo y disfrutaría de su maravilloso aroma. Sus manos se entierran en mi cintura y me acerco todavía mas queriéndolo sentir hasta el ultimo rincón. Nos separamos por falta de aire y junta su frente con la mía.
- Angelito me estas asustando- susurra fijando su mirada en mí, yo la aparto sin poder soportarlo. Tengo que ser egoísta por una vez en la vida.
- ¿Podemos ir a dar un paseo, por favor?- asiente con la cabeza un poco aturdido. No aguantamos más de 5 minutos en un silencio incomodo antes de que hable.
- Carol dime que esta pasando- me giro viendo que estamos en un pequeño parque al lado de un lago y sé que este sitio no lo voy a poder olvidar. Lo analizo un poco antes de contestar, hoy esta guapísimo lleva un pantalón negro con una camiseta de manga corta del mismo color dejando marcar sus músculos que me vuelven loca. Su pelo esta desordenado y sé que voy a echar de menos acariciárselo durante horas hasta que se quede dormido. Tengo que ser rápida o me echaré atrás. Doy varios pasos hacia atrás, temblaba como una hoja, tanto por dentro como fuera.
- Prométeme que me escucharas antes de decir nada.
- ¿Qué pasa, angelito?
- Prométemelo.
- Vale, te lo prometo- respiro hondo antes de empezar a hablar.
- Yo necesito no vernos por un tiempo- digo con un hilo de voz.
- ¿Qué?- dice sorprendido con el ceño fruncido. Mi labio inferior empieza a temblar. Sabia que había llegado el momento de la verdad, mi vida nunca volvería a ser igual y estaba muerta de miedo.
- Necesito poner distancia entre nosotros durante un tiempo, no puedo, no puedo más, me estoy destrozando a mí misma- trago saliva. Aun no me creía que lo estuviera haciendo de verdad. Da un paso hacia mí pero lo retrocedo sabiendo que si me toca voy a perder la poca fuerza que tengo ahora mismo.
