Capítulo 31

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Musim estaba sorprendido después de escuchar todo lo que Mavi le había contado, no sabía cómo reaccionar, por una parte, estaba furioso porque Kairos había sido un completo imbécil al no descubrir el embarazo de Mavi a tiempo, algo que por cierto no tenía aún muy claro, hasta que Mavi le detalló cómo funcionaba su cuerpo, dando una explicación a por qué con Larzen nunca resultó.

Por otro lado estaba algo sumamente bueno que a Musim le tranquilizaba, pensar que el emperador amaba realmente a Mavi era algo difícil de creer al inicio, hasta que el chico le contó detalles importantes de cómo había ocurrido todo, que alguien con tal posición disolviera un matrimonio por un "esclavo", pues esa era la posición de Mavi mientras se ocultara su verdadera procedencia, no era ni siquiera algo conocido, nadie en su sano juicio cometería tal acto aún si fuese por amor, pero Kairos lo hizo sin pensarlo.

Después de una larga conversación, Mavi le presentó a Evangeline cuando se dirigían al área de las habitaciones, Musim estaba realmente conmovido porque la hubiesen nombrado de esa manera, incluso más de saber que Kairos lo sabía y aceptó con agrado honrar de esa manera el nombre de su pequeña hermana, aún cuando no le conocía, solo porque era importante para Mavi, un punto más a su favor, pronto Musim comenzaba a creer en la imagen que el pelirrojo pintaba de él.

Aquella noche le designaron un dormitorio muy acogedor y Mavi le prometió que cuidarían de él, sin embargo, Musim se sentía muy extraño en ese lugar, incómodo, y no porque no le agradara volver a ver a su amigo, sino por lo que había dejado esa mañana en la que debió intentar volver al campamento.

Los días comenzaron a pasar y finalmente se resignó a que Gilian se convertiría en parte de su pasado.




Las cosas en estibar no habían cambiado mucho, o en realidad lo hacían de manera poco notoria, Admes mantenía distancia con Sirey, se alejaba inmediatamente cuando notaba algún cambio en su propio humor, incluso si éste era por deseo, tenía muy presente que Sirey debía mantener reposo absoluto, así que no se atrevía a intentar siquiera tocarlo más de lo necesario, lo trataba cada vez con más cuidado como si se tratase de un muñeco de porcelana que con el mínimo movimiento pudiese romperse.

Sirey había percibido todo eso, pero lo interpretaba distinto, creía que Admes estaba enfadado siempre y que por eso le dejaba solo todo el tiempo, se había comenzado a resignar a que así era mejor, al menos ya no le agredía y no le forzaba a tener sexo, bastante agotado se sentía sin siquiera moverse, no quería lidiar con algo así de nuevo.

Todo era extraño y a la vez demasiado monótono, hasta el día en que llegó una carta de Kairos notificando que Musim fue encontrado.

En ese momento el pensamiento inmediato de Admes fue ir a buscarlo y traerlo al palacio, hasta que leyendo fue recordando que había decidido dejarlo en paz, saber que el emperador de Lireo se oponía a devolverlo, alegando que su prometido solicitaba la presencia de Musim en el palacio, le hizo entender que lo mejor era no hacer nada, no tenía sentido seguir jodiéndole la vida como ya había hecho por tanto tiempo.

Después de tanto haberse aferrado a algo que nunca pudo entender más allá de su propia satisfacción, dio por terminado aquello que hubo entre ambos, aunque ciertamente él fue el único idiota que creía que había algo, lo cual bien pudo ser amor, pero uno tan enfermizo que ahora le causaba repudio de sí mismo.

El sentimiento que tenía por Musim fue tan fuerte, que le llevó a ser incapaz de escuchar sus pensamientos, por primera vez perdía la mayor ventaja sobre un humano común. Todo ese tiempo siendo faraón, su mal temperamento y el desprecio que sentía hacia el mundo entero, le llevó a torturar y asesinar a cada persona que visitó el palacio buscando ser beneficiados por su poder, y aun cuando Musim no merecía aquello, arruinar esa inocencia no fue el último error que cometió en su contra.

Cuando el alma es quebrantada.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt