Capítulo 15

4.5K 513 71
                                    


Admes había ordenado que llevaran a aquel visitante hacia un salón específico, donde hablaría con él en privado. Desconocía enteramente a qué había ido, además no lo conocía.

—Vaya, pensé que eras mayor. —mencionó aquel hombre en cuanto entró, ubicando al único que se encontraba ahí, Admes.

— ¿Disculpa?

—No estoy bien informado de cuándo murió el faraón anterior. —explicó llegando a los sillones en medio de aquel lugar. —Me presento formalmente, mi nombre es Hébert.

— ¿Y qué te ha traído a Estibar? —cuestionó Admes arqueando una ceja, no tenía interés en llevar una conversación larga, prefería ir directamente al punto.

—He hablado con el faraón de Jarise, ya que su hijo me será dado en matrimonio, llegamos a un acuerdo. —explicó sentándose confiadamente. —Uniremos a los dos países, Jarise ha tenido disturbios civiles graves, así que pretendo...

— ¿Gobernar ambos países? —preguntó con burla inclinándose hacia delante un tanto interesado. — ¿Piensas que dos faraones pueden gobernar? ¿O acaso tu plan es deshacerte de él?

—Unificar los países no significa que uno deba morir. —dijo aquel hombre con absoluta seriedad. —Tiven es un país fuerte y firme, el control de los ciudadanos nunca ha sido un problema mayor, los ejércitos apoyarán a Jarise en ese asunto, mientras eso sucede, se procederá a convertirnos en una sola nación, pasarán años para que ambos faraones, tanto Carl como yo mismo, dejemos esta vida, entonces el siguiente faraón será solo uno.

— ¿Crees que así funcionan las cosas? ¿Es que no han pensado en la posibilidad de que, al ser dos países, aparezcan dos posibles herederos?

—En dado caso, deberá haber una elección.

Admes observaba al otro con cierta duda. No le agradaban sus planes, mucho menos lo que podía notar detrás de esa mirada de total convicción. Entre faraones era imposible lograr escuchar sus pensamientos, quizá porque ese mismo don evadía el del resto, pero Admes podía ver más allá de su aspecto educado y aparentemente amable, era un hombre ambicioso. Incluso estaban sus antecedentes, años atrás, ese mismo hombre trató de tomar territorio de un pequeño país vecino, estaba entre Estibar y Tiven, Admes por supuesto interfirió, disturbios así cerca de sus fronteras no eran como para dejarlos pasar.

—Vaya, ¿formarán un acuerdo en base al matrimonio que te han prometido? —inquirió para tantear aquel tema.

—Así es. Para eso falta cierto tiempo, el hijo de Carl se encuentra en un internado. Como comprenderás, aún no se concreta del todo, sin embargo, pensé venir personalmente a Estibar para ofrecerte un trato.

—No me interesa.

—Ni siquiera has escuchado lo que voy a decir. —siseó Hébert con claro disgusto. —No pienso perder mi tiempo por la inmadurez de...

—Me importa una mierda lo que pretendas decir. No tengo intenciones de relacionar a Estibar con países donde rigen un par de imbéciles que creen que un matrimonio es una buena garantía. Es completamente ridículo que dos hombres adultos sean tan idiotas, especialmente tú, creyendo que voy a tragarme tus palabras y aceptar un acuerdo que en realidad solo te beneficiará a ti. No, no escucharé lo que propongas, puedes seguir con tus planes para unificar Tiven y Jarise, pero más te vale no acercarte a Estibar, porque no voy a tolerarlo.

Tras esa clara advertencia, Admes se levantó dejándole solo, avisando a sus guardias que ese imbécil debía marcharse. No solo estaba molesto por el descaro de Hébert, sino por la gran mentira que Carl formuló con el fin de obtener una gran ventaja, pretendía usar a Sirey para beneficiarse, eso no era novedad, pero sus mentiras no eran de fiar.

Cuando el alma es quebrantada.Where stories live. Discover now