Capítulo 18

4K 502 73
                                    


— ¿Tan rápido? Esto es decepcionante. —farfulló el faraón.

—Tuviste lo que querías, cumple tu palabra. —reprochó Musim encarándolo una vez más. —Dejarás que Sirey se quede...

—Por supuesto, volverá a su dormitorio en cuanto se recupere de los golpes. —aceptó sin molestarse, pues el moreno tenía razón, había obtenido lo que pidió, aunque eso le generara un mal sabor de boca, ver a ese par cogiendo de esa manera no fue agradable, especialmente porque Musim le pertenecía, habría esperado que no lograra continuar en algún momento, pero su convicción fue sorprendente.

—No, no confío en que no lo echarás, debe volver ahora.

—Bien, llévatelo. —siseó Admes con fastidio. —Si enferma o se infectan las heridas, será tu responsabilidad.

—Correré el riesgo. —dijo Musim volviendo hacia Sirey para ayudarle a ponerse de pie.

El pequeño chico estaba bastante herido, sin embargo, pudo todo de su parte para levantarse y salir de ahí bajo el resguardo de Musim, temía que al quedarse a solas con Admes, su situación empeorara, había entendido esa noche que solo Musim podía ayudarle a evitar la furia irracional de su propio esposo, eso era demasiado triste, le dolía, no porque el moreno fuese importante para el faraón, sino porque ahora entendía que Admes no tenía ni la mínima compasión por nadie, ni siquiera cuando se había corrido el rumor de su supuesto enamoramiento hacia aquel amante. Si amaba a Musim, ¿cómo era capaz de tratarlo de esa manera?

Después de ver algo así, le quedó claro que él no tenía ni una pisca de esperanza para recibir un trato mejor, ya era demasiado afortunado por no pasar peores cosas a lo largo de ese matrimonio, ahora creía que jamás debió insistir para consumarlo, de haberse mantenido distante, de solo haber cumplido con las órdenes de Admes y no ir más allá de sus deberes fuera de la intimidad.

Ambos salieron de ahí en completo silencio que no se rompió por común acuerdo, no era necesario decir nada, la situación dejaba claro que lo menos que necesitaban o deseaban era conversar, no había nada qué decir.

Cuando llegaron al salón del harem, no prestaron mayor atención al entorno, era tarde, además Sirey tenía heridas que debían recibir atención, así que siguieron hacia la habitación del menor, donde Musim le ayudó a recostarse y salió de nuevo avisándole brevemente que buscaría algo en la cocina del palacio.

Sirey cerró los ojos encogiéndose sobre su lecho, ni siquiera tenía fuerzas para llorar, sus ánimos estaban por los suelos y nada que hiciera iba a mejorarlo.



Kairos mantenía la mirada puesta en Mavi conforme el carruaje avanzaba, después de intentar cuestionar su actitud, entendió que él no respondería. No iba a seguir intentando, estaba furioso y si no se tranquilizaba, nada bueno resultaría.

En algún momento, el pelirrojo se quedó dormido para sorpresa del mayor, no esperaba que tuviera la confianza de hacer eso en tal situación, pero al menos ya no tenían que verse a los ojos el resto del viaje, pues no ayudaba a Kairos en no enfadarse más. Mientras observaba al chico tenía una extraña sensación, tal vez porque se veía algo diferente de la última vez que estuvieron juntos, no quiso indagar demasiado en ello, no deseaba pensar que Mavi lucía diferente porque estaba con alguien más.

Después de unas horas, casi amaneciendo, todos se detuvieron y Kairos bajó a ver qué sucedía, se alejó del carruaje tras revisar que Mavi estuviese profundamente dormido, ordenando después a un par de guardias que mantuvieran vigilancia constante, si el chico intentaba escapar, no lo permitiría.

Cuando el alma es quebrantada.Where stories live. Discover now