Capítulo 34

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-Hola, guapa.

Mía se tomó unos minutos para analizar la situación. Su madre, miraba la revista que tenía en las manos y comparaba la cara del conocido de su puerta con la cara del conocido de la revista al mismo tiempo que miraba a su hija aún en shock.

-Hola. -Dijo tímidamente Mía. ¿Debía abrazarlo? ¿Debía no dirigirle la palabra como él había hecho días antes? Antoine desde la puerta se empezaba a sentir incómodo sin saber a quién a mirar. Sus dedos empezaron a jugar con el dobladillo de la camiseta mientras pensaba a una velociad increible como explicarle a su madre como su ídolo estaba en la puerta de su casa. Ni ella misma sabía cómo lo había conseguido.

-Pa-pasa...Por favor. -Le dijo su madre apartándose de la puerta.- ¿Os dejo solos? Sí, os dejo solos, me voy a la cocina. -Dijo su madre no muy segura, aún comprobando si el chico de su revista era el de la revista.

-Gracias, es muy amable. -Contestó Antoine mientras pasaba y le daba un beso a Mía en la mejilla. Mía reacia se apartó cerrando la puerta una vez que ya estaba dentro. 

-¿Y bien? -Le preguntó de arriba a abajo. Sus vans azules un poco desgastadas no dejaban de moverse para delante y detrás inquietas. También llevaba unos pantalones vaqueros y una camiseta blanca. Su pelo rubio, un poco revuelto, sostenía unas rayban negras, las cuales nada más pasar por la puerta se quitó.

-Venia a...Quería disculparme, fui un idiota, me siento fatal, te traté de una forma que no te mereces. Me pareció una buena forma de disculparme el venir a la puerta de tu casa, así que, aquí me tienes. -Dijo con una sonrisa tímida. Mía se apartó los mechones de pelo de la cara y se acercó a abrazarlo, Antoine le correspondió el abrazo con un suspiro de alivio. 

-Te he echado de menos, no vuelvas a hacer esto, por favor, -Dijo Mía dándole un beso. 

-Nunca, pequeña. -Le susurró él. Se oyeron risas desde el otro lado de la entrada. Mía se giró para encontrarse con su hermana Valeria tapándose la boca con las manos riéndose de la escena que acabab de ver y salía corriendo a contarselo a su madre.

-¿Vienes a dar una vuelta? -Preguntó Antoine mientras se separaba de ella y le ofrecía la mano. Mía seguía mirándolo, aún sin creerlo. -Es mi forma...Esta es mi forma de disculparme, Mía. De verdad que lo siento, esta semana lo he pasado fatal pensando en ti, en la estúpida discusión en lo que te dije, quería hablar contigo...Arreglarlo. Me sentí la peor persona del mundo y no quería disculparme por una pantalla. -Dijo juntando su frente con la de ella. 

-No...No te preocupes Anto, te perdono. 

-Es que no quiero que me perdones así como así. -Antoine parecía hasta enfadado cuando le soltó la mano de golpe y se la pasó por el pelo, nervioso. -Dios, me he portado fatal contigo, es que no merecías eso, por más que dieras mi teléfono, es que solo de pensar en esta semana...Lo siento,de veras.

-Antoine...-Mía fue hacia él, se había apoyado en la puerta toqueteando nervioso las gafas. -Déjalo vale...¡Estás aquí! Aún no me creo que hayas venido, sea para disculparte o sea para lo que sea, ven aquí. -Dijo acercándose a él y abrazándolo. Antoine apoyó la cabeza encima de la de Mía mientras que la abrazaba con fuerza, no quería perderla. 

-¿Sigue eso de ir a dar una vuelta? -Preguntó Mía después de haber estado varios minutos abrazados. Antoine se separó un poco de ella y le guiñó un ojo en respuesta. 

-No tardes mucho, princesa. 

-¿Antoine te apatece algo de comer? -Su madre apareció de la nada con un delantal puesto en la cintura. 

-Eh...

-Si mamá, preparale algo mientras que yo me preparo. -Respondió Mía por Anto mientras le soltaba la mano y le guiñaba el ojo. Antoine siguió a su madre a la cocina mientras que Mía subía a la habitación a arreglarse. Subió las escaleras de dos en dos mientras intentaba escuchar la conversación que tenían su madre y su novio. Cuando llegó al primer piso, abrió su habitación y entró en ella. Corrió a su cama y se tiró sobre sus cojines. Se miró al espejo. Llevaba una coleta mal hecha de la que le salían los mechones que le tapaban parte de sus sonrisa provocada por Antoine. Después de cinco minutos, decidió empezar a arreglarse ya que no quería bajar más tarde pues Antoine estaba pasando por el interrogatorio de su madre. Una camiseta granate de tirantes metida por unos pantalones rotos le pareció la mejor opción junto con unas sandalias negras a juego de su color de uñas y su bolso. Se miró por última vez en el espejo, salió corriendo mientras se quitaba la coleta y hacia un derramiento en la curva del pasillo antes de bajar tranquilamente en busca de su novio. 


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⏰ Última actualización: Dec 20, 2018 ⏰

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