Capítulo 30

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Antoine: ¿Pero tú de que vas? 

Mía: ¿Perdona?

Antoine: No, no te perdono, le has dado mi número a dos chavalas locas que lo han esparcido y ahora me acosan sin parar.

Eran las doce de la noche, apenas faltaban dos días para que empezaran las vacaciones. Era una de esas noche calurosas de esas que no sabes que postura ponerte para pillar el lado fresquito de la cama y acabas haciendo movimientos de yoga para pode dormirte.

Antoine: ¿No me vas a decir nada? Dios, estoy cabreadísimo contigo, jamás me hubiera esperado esto, te parecerá una tontería, pero mi número se lo doy a gente de confianza, ese número es poco de lo que me queda de mi vida privada, es la sexta vez que tego que cambiar el número, y me sienta fatal que me hayas defraudado de esta manera, al menos se que no puedo confiar en ti...

Mía: No Antoine, por favor, déjame hablar, déjame explicártelo. 

Antoine: ¿Para qué? Si ya se la historia, es la de siempre. Lo único que he hecho es preguntar el nombre de la persona que le había dado mi número y que casualidad, que de tres, dos me hayan dicho tu nombre.

Mía: Antoine de verdad que lo siento, las vi mirándome apenadas, me prometieron que no te hablarían ni te acosarían. 

Antoine: Pues a ver si aprendemos en quién confiar, desde luego yo también cometí un error. 

Mía: Antoine, por favor, no me digas esto. Estás enfadado, de verdad que lo siento, no sé ni como disculparme...Tengo ganas de llorar porque tienes toda la razón del mundo y me equivoqué.

Antoine: Te equivocaste, pero tranquila que no volverá a pasar.

Mía: ¿Qué? ¿Anto a qué te refieres?

Mía: ¿Antoine?

Mía: ¿Me has bloqueado? No por favor.

Lagrimas de rabia e impotencia por no haber podido explicarse comenzaban a salir. Su último recuerdo de esa noche fue dormirse sollozando en silencio con un dolor de cabeza impresionante mientras pensaba en que momento se le ocurrió la idea de darles a Mar, Rebeca y Ariana su número. Whatsaap era el único medio que le quedaba para hablar con él, y ahora no le quedaba nada.

Mía se despertó a las doce de la mañana, era domingo y solo quedaba un día para verano. Su segundo pensamiento fue para Antoine, se frotó los ojos los cuales les picaban demasiado y se frotó la nariz. Tenía unas ganas mortales de coger el móvil y hablar con Antoine, disculparse de nuevo y...No sé, hablar con él, aunque fuera a discutir. Cogió el móvil y llamó a Noa para contarle todo.

Entre pañuelos y lágrimas se pasó la mañana, sin querer levantarse ni para desayunar, aunque por el poco ruido que había escuchado en la casa, parecía que no había nadie. Últimamente su madres tenía muchas reuniones y poco tiempo para ella, Valeria estaba creciendo y empezaba a quedar con sus amiga y su padre...Bueno, mejor no hablar de él, no merecía la pena malgastar un pensamiento por él, no sabía que le dolía más, si la pérdida de su padre o la ruptura con Antoine. Y siempre estaban lo infieles que habían sido Mar, Rebeca y Ariana con su promesa, tenía que hablar con ellas y dejarles las osas claras, no las quería como amiga en este momento, ni como amigas ni como conocidas ni si quiera, ellas habían sido la causa de la pérdida de Antoine, el cual no sabía donde estaba, ni qué hacía, ni si se había cambiado de teléfono... Ni si pensaba en ella tanto como ella en él. Lo echaba de menos. Momentos como este le hacían arse cuenta de lo mucho que lo quería y tenía miedo de que él ya no sintiera lo mismo.


Cruza los dedos, no los brazosWhere stories live. Discover now