Capítulo 25

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-Quédate un rato más, porfa. -Le suplicó Anto mientras la agarraba de la cintura y la elevaba para que no pisara el suelo.

-No puedo, y lo sabes pequeño, mi familia me está esperando para coger el avión. -Le respondió Mía mientras se acercaba para besarlo.

-No me importa, yo te doy clases, a la mierda el instituto. -Le decía a Mía entre beso y beso.

-Pues no es mal plan. -Entre besos y sonrisas ya habían llegado a la esquina que tenía que cruzar para llegar al hotel.

-Adiós. -Le sonrió Mía a Anto.

-Esto no es un adiós pequeña, esto es un "Un día cojo mis cosas y voy a visitarte. -Dijo abrazándola. No quería soltarse de ese abrazo, pero era la hora.

-Por favor, ven pronto.

-Como te descuides, mañana me tienes en tu casa.

-Por favor, por favor, por favor, por favor. -Dijo Mía dándole besos. Anto se rió levantando la cabeza y mirando al cielo mientras Mía le seguía dando besos por el cuello.

-¿Quieres el jersey? 

-¿El qué? -Dijo Anto volviendo al mundo, se había quedado embobado mirando al cielo, mirando un avión que pasaba en ese momento.

-El jersey, este azul, que si lo quieres.

-Quédatelo, a ti te queda mejor que a mi.

-Mmm...Entonces te tendré que dar yo a ti algo a cambio, déjame pensar. -Y se quitó una pulsera roja.

-Toma, me la compré en mi ciudad, es muy cutre pero así cuando la tengas te acuerdas de mi y te acuerdas de que tienes que venir a verme, de que te estaré esperando.

-Me parece perfecto. -Dijo sonriéndole y después miró el reloj. -Creo que ya es la hora, tu mdre y tu hermana te estarán esperando.

-Que esperen. -Dijo Mía mientras se agarraba del cuello de Anto para volver a besarlo. Después de cinco minutos abrazados, se soltaron. Anto le dio un beso en la frente y le soltó la mano. Mía miró su mano, luego la de él y lo miró a la cara.

-Hablamos, ¿Vale? -Le dijo sonriéndola como consuelo. Mía volvía a tener esa conocida sensación del nudo en la garganta. Asintió y se giró con una sonrisa falsa. Comenzó a andar hasta cruzar la esquina. Allí estaban su madre y su hermana que cuando la vieron empezaron a gritarle que se diera prisa, Mía se giró y sonrió, Anto ya no estaba.Corrió hasta la acera de enfrente, cogió su maleta y se montó en el taxi que estaba esperando en frente.

Después de varias horas en el aeropuerto, solo quedaba media hora para que el avión despegara, Desde que se había montado en el taxi no había dejado de hablar con Anto. Lo echaba tanto de menos.

-Me voy al baño antes de subir al avión, ¿Vale? -Dijo Mía a su madre levantándose del asiento. 

-No tardes mucho. -Le respondió su madre sin levantar su madre del libro. 

Después de cinco minutos buscando el baño y otros cinco de cola, consiguió entrar. Cuando salió intentó encontrar donde estaban su hermana y su madre pero era imposible, estaba perdida, no sabía por donde se había ido. Se recorrió medio aeropuerto buscando a su madre y cada vez estaba más nerviosa.

-Eh, tu, ¿Otra vez perdida? -Dijo una voz a sus espaldas, Mía se giró.

-Tu...Tu es que eres tonto. -Dijo mientras se ponía las manos en la boca , sonriendo y con lágrimas en los ojos.

-Eh, pero al tonto que más cariño tienes. -Le dijo Anto abrazándola.

.¿Y esos bombones?- Dijo soltándose del abrazo, la verdad es que se moría de hambre.

 -Nada, para Germán, por ser tan comprensivo conmigo, y para Erika por ser el amor de mi vida. -Dijo Anto irónico poniendo los ojos en blanco. -¿Para quién van a ser tonta? ¡Para tí! Sólo venía a darte un par de besos más y a despedirme por ahora.

-Te quiero tanto. -Dijo Mía sonriéndole bovamente y cogiendo la caja que le ofrecía, ella la dejó en el suelo para poder abrazarle y besarle de nuevo.

-La distancia solo separa cuerpos, no sentimientos. -Le dijo Anto. -Vete ya pequeña, tu madre está en el banco de allí. -Dijo girándose y señanlándola. -Te ha estado esperando un buen rato.

-Te quiero, no lo olvides nunca.

.Me tengo que ir, te lo prometo Antoine. -Le sonrió. Él se rió y se volvieron a besar, después de eso, Mía se giró y se fue al encuentro de su madre, era la hora de marcharse.


Cruza los dedos, no los brazosWhere stories live. Discover now