Capítulo 9

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10 días

Ya había pasado un tiempo desde que los padres de Mía decidieron darse un tiempo. Desde ese momento, Mía y Valeria se habían quedado en casa de su madre y su padre se había mudado a la de sus padres. No dejaban de entrar y salir abogados en la casa. Sus padres no tenían que repartirse la custodia de las dos hijas pero todos los bienes materiales había que distribuirlos. Desde el día de la noticia, Mía no había vuelto a ver a su padre. Sabía que en breves se iría a Australia a trabajar, pero lo que no sabían era que no iban a hacer con él, el viaje a Londres. El avión de su padre saldría en dos días.

Esa tarde, Mía y Valeria iban a ir con su padre al parque de atracciones como despedida. Mía se puso unos shorts vaqueros, las Vans rosas y una camiseta blanca, la cual le había regalado su padre dos años atrás. Bajó las escaleras y ahí la estaban esperando él y su hermana.

-Mira tú, hacía mucho que no te ponías esa camiseta, dijiste que no te gustaba -Dijo su padre extrañado.

-Y no me gusta, pero de vez en cuando... -Mía miró hacia el suelo, no quería ser borde, pero tampoco quería ponerse a llorar en ese instante, no sabía ni qué hacer ni qué decir.

-Bueno, ¿estais ya? Vamos todos al coche -Y con un movimiento de mano abrió la puerta de casa. Desde que su padre había entrado por la puerta no había visto a su madre, así que se fue sin despedir. Subidos ya todos al coche, su padre puso un CD para hacer más ameno el viaje.

-¿MELENDI? Pero tú... desde cuándo...como tienes el...

-Hoy quiero hacer las cosas bien Mía, no quiero que te quedes con la cosa de haber pasado el último día con tu padre de forma aburrida -Mía seguía flipando. Las veces que le había tenido que suplicar que por favor pusiera el disco y ni caso, y ahora... La verdad es que a este paso su padre iba a hacer que consiguiera que llorara.

-Bueno...¿Ya tenéis todo listo para Londres? -Preguntó su padre como si tal cosa.

-Siiiiii, ya tengo la ropa preparada en la maleta -Dijo su hermana todo orgullosa.

-Pero si aún faltan diez días enana.

-Diez Díaz, vaya veo que llevas la cuenta -Dijo su padre asombrado.

-Si...bueno...ya sabes, me hace mucha ilusión ir a Londres... además​ la noche del viernes me iré a dormir a casa de Noa.

-¿Tu madre lo sabe?

-Si, y me deja -contestó bordemente Mía, si su padre empezaba a hacer preguntas el tema se le iría de las manos y acabaría contándolo todo, tenía que cambiar de tema.

-¿Y los del Atlético de Madrid no venían el sábado?

-Si, pero me dijisteis que no podía ir....-mierda, mierda, mierda, necesitaba cambiar de tema ya- Bueno, que no quiero hablar del tema, me deprimo sabiendo que no voy a poder ir.

-Como quieras, cambiemos de tema, bueno déjalo, ya estamos llegando. -Mía jamás de había alegrado tanto de llegar al parque de atracciones, sabía que como empezara a preguntar su padre terminaría sabiendo la verdad, y ni muerta podía permitirse eso.

Entrando en el parque de atracciones ya, Valeria quería ir a la caída libre. Mía la odiaba, le daba pánico subirse a eso, ella quería ir a la montaña rusa. Su padre quería ir a las sillas voladoras. A Mía siempre le había gustado ir de pequeña con su padre a los parques de atracciones, las sillas voladoras habían sido su atracción favorita. Bueno, no pensaba montar un drama por eso, si su padre quería ir primero a las sillas esas, todos irían a las sillas.

Horas después, se sentaron a comerse un cofre. Estaban agotados, se habían recorrido el parque de arriba abajo. De repente el móvil de Mía sonó.

-¿Quién te llama hija?

-No se papá, aún no lo he cogido -Mía rebuscó medio minuto por el bolso, para que cuando lo encuentra, la otra persona cuelga.

-¿Quién era?

-No sé -responde Mía con el pulso acelerado- Pone número oculto, fijo los de Movistar o cualquier cosa de esas -Pero Mía no era lo que de verdad pensaba. ¿Y si la había llamado Antoine? No podía ser, llevaban días sin hablar por WhatsApp y si quisiera algo, le habría puesto un mensaje, además, no le habría echo falta ocultar su número ¿O si? Mía se empezó a plantear un millón de preguntas en milésimas de segundo mientras el corazón le palpitaba el doble de rápido de lo normal.

-Bueno pues si no era nadie, deja el teléfono anda, vamos a disfrutar del último día juntos. -Dijo su padre estirándose desde la silla. "Será lo mejor" pensó Mía. No quería rallarse con una llamada de un desconocido.

Horas más tarde, después de que cerraran el parque. Mía y Valeria iban en coche camino a casa.

-¿A qué hora te vas papá? -Preguntó Valeria. "Cállate niña, no le preguntes eso, no quiero saberlo, el no quiere decirlo, cállate", el humor de Mía iba de mal en peor. A medida que se acababa el día y suponía alejarse de su padre se ponía de peor humor. Ella no quería alejarse de él, el no quería alejarse de ella, la vida era injusta. Durante todo el día en el parque, había estado planteándose la idea de irse a vivir con su padre a Australia. La idea de irse a estudiar a Madrid la estaba desechando solo por su padre. Mía quería estar con él, y si eso suponía dejar todo, lo haría.

-Papa, no me has respondido...

-Lo siento hija, es que estaba pensando, pues...no sé supongo que después de comer, a las cinco tengo que coger el avión.

-Papa...-Mía no se atrevía a decir lo que estaba pensando, Australia, él, ella, un año, o más...no sabía que hacer. -Me quiero ir contigo a Australia.

Silencio en el coche es lo único que hubo hasta que llegaron a casa. Cuando llegaron, su padre se quedó en el portal, y abrazó a Valeria, la cual estaba al borde de las lágrimas. Cuando terminaron de despedirse, su padre mandó a subir a Valeria a casa, quería hablar con Mía a solas.

-Yo no soy quien para negarte que te vengas, es más, me encantaría, pero no entiendo lo que te ha impulsado a decir eso...

-Tú papá, porque yo quiero estar contigo-Mierda, las lágrimas, las lágrimas, Mía no llores joderr" pensaba Mía.

-Pero tu lo que querías era irte a estudiar a Madrid.

-ESO ERA LO QUE QUERIA ANTES DE QUE MAMÁ Y TU OS DIVORCIARAIS, ANTES DE QUE NOS ABANDONARAS Y NOS DEJARAS CON MAMÁ. -lágrimas de dolor le empezaron a caer por la cara a Mía al decir eso.

-Yo no quiero que renuncies a tus sueños por mi, no quiero que vengas a Australia conmigo -Dijo su padre mirándola a los ojos muy serio.

-Yo tampoco quería dejar mis sueños por ti.

-Ya hablaremos de esto más adelante, pero ten muy claro que no vas a venirte.

-¿CUANDO? ¿POR TELÉFONO? ¿PARA SEGUIR DISCUTIENDO POR TELÉFONO? NO PAPÁ, TE QUEDAS AQUÍ Y ME DICES A LA CARA QUE NO QUIERES ESTAR A MI LADO. ME DICES A LA CARA QUE MAMÁ TE PIDIÓ EL DIVORCIO PORQUE TE PILLÓ CON OTRA EN LA CAMA. ME DICES A LA CARA QUE LA ÚNICA RAZÓN POR LA QUE TE VAS ES PARA NO VOLVER A VERNOS PORQUE ESO ES LO QUE QUIERES, NO VOLVER A VERNOS, REHACER TU VIDA CON ESA SEÑORA, TENER OTROS HIJOS, OLVIDARTE DE NOSOTRAS, PORQUE NOSOTRAS PARA TI FUIMOS UN GRAN ERROR, YO MAMÁ Y VALERIA, TODAS, Y TODO ESO NO ERES CAPAZ DE DECÍRMELO A LA CARA. DAS ASCO COMO PADRE Y COMO PERSONA. YO LO ÚNICO QUE QUERÍA ERA ACABAR BIEN EL DÍA, LO ÚNICO QJE QUERÍA ERA SEGUIR CON NUESTRA RELACIÓN PADRE E HIJA, ESTABA DISPUESTA A DEJAR MIS SUEÑOS POR TI, PERO VEO QUE TE IMPORTAMOS UNA MIERDA, ASI QUE VETE, VETE DE UNA VEZ, FINJE QUE YO NO EXISTO, FINGE QUE VALERIA NO EXISTE, FINGE QUE MAMA NUNCA EXISTIÓ PARA TI, SIGUE PENSANDO QUE NOSOTRAS FUIMOS TU GRAN ERROR. -Y fue decir eso y subir corriendo por las escaleras, no quería volver a verlo. Su madre nunca le habría contando la verdad del divorcio, jamás podría haberle conservado el respeto, pero Mía se enteró por una conversación telefónica de su madre y una amiga. Mía lo único que quería era un padre, Mía hacia meses que había dejado de tener uno en condiciones.

Cruza los dedos, no los brazosWhere stories live. Discover now