Capítulo 8

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18 días.

Parece mentira que ya hubiese pasado tanto tiempo. Antoine seguía sin dar señales por el WhatsApp a pesar de que muchas veces lo veía en línea, Noa había roto con Ander porque Luana le había puesto los cuernos con él, Lucas empezaba a sentir cosas por Mía o eso es lo que le parecía, sus padres...bueno ellos simplemente no dejaban de discutir por una cosa o por otra, era tan insoportable todo. Las veces que Mía se había planteado irse de aquella casa. Lo único que le faltaba era un año, un año y cumpliría los 18, entonces ella se iría a Madrid a estudiar veterinaria. Pero quedaba Valeria, Mía no la quería dejar allí sola. Realmente Mía, no la quería dejar allí sola, pero Madrid.. aún faltaba un año para todos aquello. Parecía que el mundo iba de mal en peor para Mía, hasta que ocurrió una desgracia.

Mía iba de la mano con su hermana Valeria cuando la recogía de clases de Ballet. Parecía tan delicada, una niña de 10 años blanca como la nieve, con el pelo rubio rizado bailando preciosas acrobacias de ballet. Fue entonces cuando fueron a cruzar el semáforo: Simplemente.. todo paso tan rápido. El coche, la gente gritando, Valeria por los aires... Después de eso solo se acuerda que se levantó en el hospital. Le dolía todo el cuerpo, sentía miedo. Cuando Mía se despertó no vio a Valeria, tenía miedo de la desgracia. Mía apenas podía moverse , por suerte, no tenía nada grave y eso que la peor parte se la había llevado ella. Valeria, afortunadamente, solo tenía unos arañazos, Mía tenía algún ligamento dañado en la pierna, pero nada grave. En pocos días, las dos volvería a estar como nuevas, pero no sus padres. Cuando llegaron a casa del hospital sus padres les dieron la noticia.

-Bueno veréis...-empezó su madre- esto es un poco difícil de explicar....

-¿VAMOS A TENER UN HERMANITO? -gritó entusiasmada Valeria-

-No exactamente -cortó su padre- la cuestión es que mamá y yo.. nos vamos a dar un tiempo, viviremos en casas separadas y... Yo me voy a trabajar a Australia, vuestra madre se quedará con vosotras.

-¿OS VAIS A SEPARAR? -Gritó Mía. Sabía que sus padres no estaban en el mejor momento pero jamás había pensado en la separación. Lágrimas le empezaron a recorrer la cara. Todas aquellas Navidades en familia, los cumpleaños, las cenas familiares ¿Qué sería de aquello ahora? No podía imaginarse yendo de casa en casa con una maleta y compartiendo su custodia, no podía ni pensar que sus padres no fueran a vivir juntos. Pero la situación era peor, su padre se iba a Australia, apenas lo podría ver. Exagerando todavía más la situación, era como no tener padre. Ella estaría con Valeria, a la que no se podía ni imaginar cómo le sentaría todo aquello de que sus padres no estuvieran ya juntos, y con su madre, sería como si nada cambiará, solo que apenas vería a su padre. No tendría que estar cambiando de casa cada mes, es que no vería a su padre en persona durante meses. Todas esas ideas le empezaron a surgir en la cabeza de forma dolorosa. -¿¡NO OS PARECE SUFICIENTE QUE VALERIA Y YO ACABARAMOS DE SALIR DEL HOSPITAL QUE NO PODIAIS ESPERAR NI UN DÍA PARA DARNOS LA NOTICIA?!

-Mía esto... Esto va a ser lo mejor para todos cariño, no solo para mí y para tu padre -la intentó tranquilizar su madre.

-¡YA SE QUE VA SER LO MEJOR! Es... Solo que... YA NO PODREMOS CELEBRAR LAS NAVIDADES JUNTOS, ESPERANDO A LOS REYES Y COMIENDO EL ROSCÓN, YA NO PODREMOS CELEBRAR TODOS JUNTOS LOS CUMPLEAÑOS NI EL DÍA DEL PADRE O DE LA MADRE, YA...YA...YA NO PODREMOS LEVANTAROS LOS SÁBADOS DE LA CAMA SALTANDOOS ENCIMA PORQUE YA NO VAIS A DORMIR JUNTOS, TODO ESO SE HA ACABADO, YA NO VOS A SER UNA FAMILIA.

-Y por más que me duela hija mía, tienes razón...-Dijo su padre agachando la cabeza. Su madre no podía contener las lágrimas, Valeria salió corriendo hacia su habitación, toda esta conversación le venía grande. Ella solo tenía 10 años.

-Voy...voy a hablar con ella -Dijo Mía. Subió corriendo a la habitación y abrió su puerta, Valeria estaba sentada en la cama, como si no hubiera pasado nada, solo que miraba a un punto fijo pensando en a saber qué.

-Hey, ¿Estas bien? - Le preguntó Mía echándole un brazo por encima.

-Si -sonrió o eso intentó- ¿Ya no van a venir los reyes magos? -me preguntó casi como desesperada. A Mía le alegraba por una parte que no hubiese entendido del todo la situación.

-Claro que van a seguir viniendo, es solo que... Papá se va de viaje, así que nos quedaremos con mamá.

-¿Cuanto tiempo se va?

-Pues...no sé, mucho supongo -no quería llorar delante de Valeria, lo único que quería era aclararle la situación.

-Pero...¿Los reyes van a seguir viniendo verdad?

-Que si pesada jajajaja.

-Entonces no te preocupes, si mamá y papá se separan -parecía que había entendido el asunto mejor de lo que Mía pensaba, y eso le asustaba- les puedes pedir a los reyes que vuelvan a estar juntos. Ellos son magos, pueden hacer realidad lo que tú quieras. -Lágrimas, no sé si de emoción o de tristeza, le recorrieron la cara a Mía, mientras le echaba el brazo por encima a su hermana. Ella había entendido muy bien la situación por la que sus padres estaban pasando, incluso mejor de lo que Mía había echo. Valeria sabía que eso iba a ser lo mejor, o al menos hasta Navidad.

Cruza los dedos, no los brazosWhere stories live. Discover now