Capítulo 38

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PABLO

—¿Qué ha sido esa mierda, tío? —me pregunta David bastante enfadado—. Concéntrate,¿vale? —espeta, señalándome con un dedo—, ¿o es que quieres matarte?

Mi amigo me tira una toalla de mala gana y se va murmurando insultos por lo bajo. Cojo aire y suspiro siguiendo a David con la mirada mientras se aleja. No puedo reprocharle la actitud que está teniendo porque tiene motivos de sobra para estar cabreado, últimamente tengo la cabeza en otro sitio y no estoy dando ni el sesenta por ciento de mi capacidad.

A veces se me olvida que el motocross dejó de ser un hobbie hace mucho. Esto ya no es algo solo mío sino también de mi mejor amigo, su trabajo de mecánico es muy importante para él y ganar significa elevar el taller de su familia a otro nivel.

David se está dejando el sudor y el esfuerzo en llegar lejos, no hay nada más importante para él que sacar adelante el negocio familiar. Es cierto que sale mucho de fiesta, bebe y disfruta como el que más, pero también es el primero que madruga y cumple con sus obligaciones sin quejarse.

Es la persona más responsable que conozco. Y por eso es injusto que yo no esté a la altura, que no vea su esfuerzo recompensado.

—Hoy me he levantado inspirado así que te voy a dar un consejo —alzo la mirada cuando la voz de Javi me devuelve a la realidad—. Es algo que me dijeron hace poco y me ayudó mucho.

—¿Es realmente necesario? —pregunto, no tengo ganas de que nadie más me sermonee.

Últimamente todos se creen con el derecho de decirme qué hacer y cómo actuar. Pero nadie se ha parado a pensar que estoy hecho una mierda y que eso ya es suficiente castigo.

—Sí —asegura, mirándome con seriedad.

Suspiro cuando veo que coge una silla y se coloca frente a mí.

—En la vida hay varios pilares que nos sostienen. En mi caso son cuatro: mi familia, mis amigos, mis estudios y Elisa.

Asiento, escuchando atentamente.

—Ahora mis pilares son estables, pero cuando rompí definitivamente con Sofía el pilar del amor se derrumbó. ¿Fue una putada? Sí. ¿Lo pasé como un condenado? También. Donde quiero llegar con esto es que aún quedaban tres pilares que me sostenían, y mientras me ahogaba en mis penas, tenía muy presente que la vida es más que una ruptura. Y lo importante es que te aferres a esas cosas.

Me mantengo en silencio mientras proceso sus palabras y las interiorizo porque es un consejo de la hostia.

—Me encantaría tener a mi prima delante para darle esta charla emocional, pero como estoy seguro de que tiene gente maravillosa que va a hacerlo, te lo digo a ti —hace una pausa y mira de reojo al circuito donde sigue David—, porque alguien tiene que recordarte como son las cosas.

Fijo la mirada en otra parte porque me estoy emocionando con las palabras de Javi. Menudo capullo.

—Escucha, mientras resolvemos esta movida del beso céntrate en ganar ese campeonato —me da un apretón en el hombro—. No querrás enfrentarte a la furia de David también, ¿no? —bromea, haciéndome reír.

Como si Javi lo hubiera invocado, David se gira y nos mira a ambos desde la distancia.

—¿Ya me estáis poniendo a parir? —bromea, alternando la mirada entre los dos.

—Le he dado la charla de los pilares —contesta Javi como si eso lo explicase todo.

—Ya, por eso parece a punto de echarse a llorar —sonríe nuestro amigo, señalándome con un movimiento de cabeza.

Atrévete ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora