Capítulo 26

6.8K 405 28
                                    

La convivencia está siendo muy complicada.

Ya me lo decía mi madre, que conviviendo es cuando realmente conoces a la gente.

Ahí, y en los momentos malos.

El viaje había empezado bien, todos veníamos con la mentalidad de disfrutar y pasarlo bien, pero la cosa ahora está demasiado tensa.

Álvaro había captado rápidamente que en el piso no era bienvenido y apenas sube. Me da un poco de pena porque quizá es una persona maravillosa, pero es la situación...la atmósfera de incomodidad que se crea en el aire cuando está cerca es insostenible.

Y todo esto se debe a que Sofía no deja de marear a Javi

No quiere que esté con Elisa, pero tampoco quiere estar con él. ¿Qué quiere entonces?

A pesar de que es una de mis mejores amigas no puedo defender lo indefendible.

Por otra parte, Paula y Rubén se pasan el día pegados como lapas y llega a ser bastante irritante, especialmente porque sentimos que los interrumpimos en todo momento.

David y Adri se quejaron directamente en varias ocasiones, pero la gota que colmó la paciencia de Paula fueron los comentarios de Sofía:

―Madre mía parece que sois siameses —bromea—. Podéis despegaros un poco, ¿no? —protesta, haciendo un gesto como si fuese a vomitar.

―Tiene gracia que me lo digas tú ―le contesta Pau, adoptando una actitud defensiva.

Sofía alza las cejas sorprendida.

― ¿Y a ti qué te pasa ahora? ―inquiere molesta―. Madre mía, te envalentonas enseguida cuando Rubén está por aquí —murmura.

Paula agarra la mano de Rubén y tira de él hacia la salida.

―No voy a entrar en la discusión que quieres iniciar, me tienes harta con tus comentarios —le dice a nuestra amiga, rápidamente se gira a mirar a su acompañante―. Vamos a dar una vuelta, me asfixio entre estas cuatro paredes.

Sofi abre la boca para rebatir, pero el portazo llega antes de que salga cualquier sonido de su boca.

Mi amiga se cruza de brazos y se sienta de mala gana en el sofá.

―No entiendo a qué ha venido eso ―murmura ella, enterrando la cara entre sus manos—. ¿Qué he hecho para que me traten todos tan mal? —entierra la cabeza entre sus manos.

Casi instintivamente me siento con ella a su lado.

―Si vienes a sermonearme, vete ―espeta sin mirarme.

―Solo quiero hablar contigo —le digo con tranquilidad—. Es hora de poner las cartas sobre la mesa, Sofía. Si sientes algo por Javi haz algo para recuperarlo.

La pelirroja resopla con frustración y se pasa las manos por la cara.

―¿Qué quieres que te diga? ―alza la cabeza y mira un punto fijo de la sala―. Javi ha sido mi primer amor, es una persona muy importante para mí y siempre va a serlo ―suspira.

―Pero... ―añado, incitándola a que siga hablando.

―Pero no estoy enamorada de él, ya no ―afirma, dirigiendo su mirada hacia mí.

―¿Y por qué no se lo dices? ―cuestiono—. La solución no es ignorarlo y subir a chicos al piso. Si tanto ha significado para ti lo mínimo que merece es una última conversación donde zanjéis esto de una vez.

—Lo haces parecer muy sencillo, Andrea.

—Y tú lo complicas todo —apoyo una mano en su hombro—. Mientras tú pasas página él está estancado, y es egoísta que te enfades por su acercamiento con Elisa cuando tú besas a Álvaro en todas partes.

Atrévete ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora