Capítulo 17

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—Alex y yo nunca hemos sido amigos —comienza—. Íbamos al mismo instituto y nos movíamos en los mismos círculos, pero nunca fuimos cercanos.

>> Teníamos una relación cordial hasta que descubrimos el mundo de las motos. Ambos somos muy competitivos y el ansia de ganar las carreras hizo más grande la brecha existente entre nosotros. Tuvimos un par de disputas, pero nada fuera de lo normal.

David era, y actualmente es, mi mecánico. Trabajaba con su padre en el taller y sabía mucho de motos así que acepté sin dudar porque era de total confianza. Álex también se busco su propio mecánico, que resultó ser también uno de sus colegas.

Por motivos que desconozco el chico estuvo indispuesto y como sustituta propuso a su hermana mayor, Laura, que también entendía del tema. Por aquel entonces teníamos diecisiete años, las hormonas revolucionadas y lo que menos esperamos es que fuera una chica tan atractiva y solo dos años mayor que nosotros.

Laura no nos daba ni la hora. Tenía ese aire de superioridad, como si fuera consciente del impacto que causaba en los chicos, era prácticamente inalcanzable. Álex se pilló muchísimo por esa chica, hacía lo imposible por llamar su atención y a ella le gustaba darle falsas esperanzas.

El problema fue cuando se fijó en mí. A mí me encantaba Laura y fue como vivir en un sueño, la chica de diecinueve me había elegido. En un momento determinado todo cambió radicalmente, se interesó de verdad por mí y empezamos a salir. Álex estaba furioso, ¿yo ganaba las carreras y me quedaba con su chica? Era demasiado. En múltiples ocasiones Laura se ofreció para ser mi mecánica y eso solo aumentó el cabreo de Álex.

Un año después, debido a mi fama por las carreras, se volvió demasiado controladora. La magia del principio se esfumó y todo eran discusiones y llantos. Pensé que lo mejor para los dos era dejarlo, pero lo que no esperé fue lo que hizo. Justo después de nuestra ruptura corrió a los brazos de Álex, ella esperaba algún tipo de reacción de mi parte, y al no conseguirla se le fue la cabeza y manipuló la moto del chico.

Álex tuvo un accidente, que por suerte se quedó en un susto. Cuando se recuperó, Laura le dijo que yo le había pedido que manipulase la moto, que todo era culpa mía y que se sentía tan mal por haberle causado daño que iba a irse de la ciudad.

Básicamente se largó desatando el caos. A partir de ahí empezaron las peleas y las agresiones verbales. A día de hoy Álex sigue creyendo que intenté matarlo y me culpa de ser el causante de que su adorada e idealizada chica se fuera de aquí.

Silencio.

Asimilo todo lo que me ha contado en silencio.

—¿Pero cómo es posible? —pregunto completamente indignada—. Si básicamente le hiciste un favor al alejarla.

Pablo se encoge de hombros restándole importancia

—¿Nunca hablasteis sobre ello? —insisto, él niega.

—Él creyó lo que quiso creer.

—Pero nunca lo desmentiste.

—No se puede hablar con quien no quiere escuchar, Andrea —se limita a decir con tranquilidad—. Él eligió odiarme y yo no iba a dejarme pisar.

Me quedo sin palabras.

Joder con Laura...

―A partir de ahí se propuso joder cualquier relación que pudiera tener ―añade mirándome—. De ahí todos los enfrentamientos.

―¿Por eso Javi y tú os enfadáis cuando Álex se me acerca? ―le pregunto.

Asiente ligeramente con la cabeza.

Atrévete ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora