Capítulo 15

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Pablo

―¡Hoy toca hogueras! ―exclama Javi, sonriendo con unas cuantas botellas de ron cuando le abro la puerta.

Me hago a un lado dejándole pasar y no duda en entrar y sentarse junto a los demás.

Me he pasado la mañana ayudando a mi madre con las tareas y estoy reventado. Mi padre y mi madre siempre se las reparten, pero con el accidente ahora no puede hacer demasiados esfuerzos.

Si soy sincero, mi paso por casa en verano se resume en salir por la mañana, volver a la hora de comer, irme después y no pisar mi casa hasta las tantas de la madrugada. Sin embargo, dadas las circunstancias, he reducido mis horarios en la calle para cuidar de mi hermana y colaborar en casa para que a mi madre no le de un chungo cuando vuelve de trabajar.

Cierro la puerta y me estiro un poco mientras sigo a Javi hasta el salón.

―¿Quién conduce hoy? ―pregunto una vez que tengo a mis tres amigos frente a mí.

―Te toca tío ―señala David a Adri.

—Que dices pringado —protesta el nombrado.

—Es cierto, te toca —apoya Javi.

―Parece que no ha colado...―murmura Adri, haciendo una mueca de disgusto.

No solemos coger el coche a menudo, pero hoy nos viene bien para dejar en el maletero algunas botellas de alcohol y los hielos en un congelador portátil.

En esta ocasión, el que conduce no puede beber, y por norma general es el encargado de controlar un poco al resto. Aunque nos valemos por nosotros mismos, no está de más evitar que tus amigos hagan locuras como llamar a sus ex borrachos o alguna cosa que implique dar vergüenza ajena.

―No tienes tanta suerte ―ríe Javi.

―Al menos tenía que intentarlo ―se encoge de hombros.

Después de hacer cuentas y darle a Javi parte del dinero del alcohol, salimos de mi casa. Nos metemos en el coche y ponemos música para motivarnos un poco hasta que Javi la baja.

― ¿Qué os traéis entre manos con las chicas? ―pregunta, tomándonos por sorpresa.

Gira la cabeza desde el asiento del copiloto y me mira.

—¿Por qué me miras a mí? —me remuevo incómodo en el asiento.

Saben que no me gusta hablar de temas amorosos. Pueden hablar de cualquier cosa, pero cuando se trata de mis relaciones me cierro en banda, siento que en ocasiones invaden demasiado mi privacidad.

—No te hagas el tonto que sé perfectamente que tienes algo con mi prima —contesta.

Mi amigo bufa y rápidamente se acomoda en su asiento.

Menos mal

—Entonces para qué preguntas —digo, volviendo mi mirada al frente.

—Porque quiero escucharlo de ti —responde como si fuese demasiado obvio.

Suspiro y cierro los ojos. Javi puede ser un grano en el culo cuando se lo propone así que la mejor forma de atajar el asunto es darle lo que quiere.

―Tu prima me gusta. Es diferente al tipo de chicas con las que me suelo juntar ―le respondo, sinceramente.

―¿Lo dices porque es más guapa que todas con las que has estado antes? ¿O porque no te baila el agua como las demás? ―pregunta, haciéndonos reír.

—La belleza es subjetiva —aporta Adri.

—¿Ya empiezas con eso? —ataca David.

—Es que es verdad. Que a ti no te parezca guapa una chica no significa que a mí tampoco me lo parezca —se defiende.

Atrévete ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora