Black and White; MICHAENG

Capítulo 18

Mina.

Las voces de todos en aquella gran cafetería hacían eco en mi mente, era algo completamente desagradable y escondí mi rostro entre mis temblorosas manos al suspirar, completamente decaída por todo lo que había estado pasando. Traté de calmar mis ganas de llorar, tragando aquel nudo en mi garganta por enésima vez en el día.

— Llevamos aquí mucho, ¿Es que en algún momento vas a hablar?

Descubrí mi rostro y volví a encontrarme con la mirada de Nayeon y Momo, suspire y comencé a jugar con un mechón de mi cabello, muy nerviosa.

— ¿Quién te comió la lengua? Porque yo no fui, ¿O sí? —preguntó Nayeon con burla.

— ¿Quieres callarte? —pregunte de vuelta con mucha molestia en mi voz.

— Puedes callarme cuando quieras, aunque no te aseguro que sea por mucho... Ya sabes. —mordió un poco sus labios y sin más se levantó— Me marcho, Jeongyeon me necesita.

— Hace cinco segundos coqueteabas con Sharon y ahora, ¿Vas a encontrarte con Jeongyeon? —Momo soltó una gran risotada.

— ¿Y? Necesito de sus caricias ya que Sharon me ha rechazado... ¿Quién puede hacerlo? ¡Es imposible! —exclamó y luego se acercó a mí, demasiado y logró susurrar cerca de mi oreja— Pero puedo perdonarte. —tomo el lóbulo de mi oreja entre sus dientes y luego besó la comisura de mis labios antes de irse con una gran sonrisa.

— No creo que acepte que realmente quiere a Jeongyeon, será muy difícil. —dijo Momo con una mueca y volvió a mirarme— Sé que ocurrió algo y no me has dicho absolutamente nada.

— Es que...

Momo levantó su mano mediante una señal y entrecerró levemente sus ojos.

— Sin mentiras.

— Bien...—mordí mis uñas y volví a mirarla— Invité a Chaeyoung a una exposición de arte... —volví a jugar con las puntas de mi cabello y Momo espero pacientemente a que continuara mi relato, pero al ver que no lo hacía suspiro.

— ¿Eso qué tiene de malo? —preguntó sin entender absolutamente nada.

— Me rechazó... —musite un poco incómoda por su mirada fija.

— ¿Por qué haría eso?

No contesté inmediatamente, mordí mis labios y desvié la mirada en ese momento.

— Porque... Se enteró de que su novia la engaña y... Vino muy ebria hacia a mí, la llevé a casa y ella... Nosotras nos besamos. —concluí al mirarla nuevamente y noté su asombro.

— ¿De verdad? Pero... No entiendo, ¿Por qué...?

— Me pidió que la tocara y yo lo hice. —bajé la mirada rápidamente al sentir mis mejillas arder.

Momo no respondió, solo continuó mirándome y una sonrisita apareció en sus labios en ese momento.

— ¿Hiciste que se corriera? —pregunto con picardía y comencé a atragantarme con mi propia saliva.

— ¿Q-qué?

— Sí o no. Es simple.

— Momo, eso es...

— Sí o no. —me interrumpió.

— Momo, ¿En serio estás...?

— Sí o no. —repitió sus palabras con mucha paciencia en su voz y aquella misma sonrisa en sus labios.