36-Ángelus. Libros e Hijos Divinos (Maratón 5/7)

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La historia que nos cuentan, lo que no hemos visto, pero contada por gente que es increíblemente descriptiva.

Imaginamos, con esa mente tan genial con la que hemos nacido, creamos nuestras propias ideas pero... ¿qué si no es correcto lo que dicen? ¿Cómo saberlo?

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Ser abandonado luego de la promesa de volver, esperar que ese alguien quizá fuera diferente o pensar que sería sensacional estar a su lado, haber compartido aspectos personales, tu espacio, tu vida. Para que luego verlo irse sea la última respuesta de él.Creer en Gabriel fue lo peor que pudo hacer.

Siempre creyó que pensar bien de otros era fácil, se disculpaba por haber subestimado a Gabriel.

"Me gustas". Rio moviendo la boca a un lado, cansado. Ni siquiera tenía ganas de hacer algo que le gustara, como leer, escribir o ver alguna película; cuando creía que estaba distraído, el estúpido Divino aparecía imaginariamente para recordarle esa noche. Y todos los días que habían pasado juntos. Aunque en realidad no hacía falta que su mente jugara con él ya que su casa también se unía a la idea de fastidiarlo, pareciendo más grande y vacía de lo que era.

No tenía apetito, por eso fue al trabajo sin nada para comer. Tenía turno era vespertino, tardó más en llegar de lo acostumbrado. Casi llegaba tarde, no le dio importancia. Sin querer preocupar a nadie, sacó a relucir su mejor sonrisa, sin olvidar expresiones en los ojos.

Muchos lo creyeron, pero Mariam es... era capaz de descubrirlo.

Las horas pasaron pesadas, cada segundo era una tortura ya que se esforzaba por evitar pensar en su abandono; estaba harto de parecer ser la víctima de una burda confianza, deseaba olvidar todo, pero las palabras de Mercy y las de su propia mente lo impedían.

Y ¿qué tal si volvía y él había almacenado todos esos malos pensamientos? Quizá debía confiar más. Y si en realidad lo dejó. ¿Cómo fue tan estúpido como para dejarse engañar?

Como parte de su descanso de diez minutos, salió para calmarse al tan hermoso parque que había sido escenario de grandes actos con el paso de esos días. Consiguió caminar hasta derrumbarse sobre uno de los múltiples bancos de por ahí. Miró al cielo para evitar la humedad en sus ojos. Pero entonces, no fue tristeza lo que sintió.

El presentimiento, contra el que estuvo luchando durante dos semanas obteniendo una terrible derrota, apareció de nuevo. Alzó la vista buscando lo que no quería ver, se detuvo cuando vio acercarse al ser que cargaba ese fuerte sentimiento consigo. Traía el largo cabello blanco suelto y su vestimenta era formal, elegante; pantalones grises, una camisa clara bajo la chaqueta azul nítido, mocasines claros... cuando estuvo a su lado se mantuvo mudo. Todo el tiempo quiso ver a Gabriel en los ojos dorados del desconocido Divino.

– ¿Vas a matarme? –fue lo primero que dijo sin pensar, el silencio era de lo peor–

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– ¿Vas a matarme? –fue lo primero que dijo sin pensar, el silencio era de lo peor–. ¿Acaso Gabriel te envía?, claro es tan co–cobarde que no puede verme a la cara –dolía.

Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora