5-Encontrar el miedo

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La hora de ir al hospital a suplir se acercaba, así que cociné lo suficiente para cenar y preparar dos bentos*, uno para el desayuno de mañana y otro para mi compañero que no tendría tiempo para hacerlo, no es como que me lo hubiera pedido, pero ú...

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La hora de ir al hospital a suplir se acercaba, así que cociné lo suficiente para cenar y preparar dos bentos*, uno para el desayuno de mañana y otro para mi compañero que no tendría tiempo para hacerlo, no es como que me lo hubiera pedido, pero últimamente dejaba mucho de lado su salud, aun siendo médico.

Terminando de cocinar coloqué la comida sobre la mesa, esperando que se enfriara, tenía tiempo de sobra, así que primero comería para luego tomarme un baño. Había preparado un poco de sopa, arroz con especias, dos tipos de carnes y verduras al vapor, era comida sencilla pero estaba seguro que a Hyu le encantarían las verduras que había escogido; comí tranquilo viendo un programa de televisión al que no le presté demasiada atención. Cuando terminé, lavé los utensilios, limpié el lugar y me metí directo a la ducha.

Saliendo de un buen baño caliente, fui hasta mi habitación con la toalla sobre los hombros, al entrar choqué un mueble con mi pie descalzo.

– ¡Ah! ¡¿Pero quién puso esto aquí?! –no recibí respuesta mientras me sobaba en el suelo–. Cierto, vivo solo –reí de mi propia torpeza.

Preparé un maletín y en la entrada me amarré los zapatos, cargué con los dos paquetes de comida y salí del apartamento. El hospital quedaba a unas cuantas cuadras de mi casa, lo que era de gran ayuda en una emergencia, porque era de los primeros en llegar. Bajé las escaleras de mi pequeño hogar, pero cuando estuve a la planta baja claramente pude sentir una mirada que provenía de entre uno de los rincones del escondido estacionamiento.

Entrecerré los ojos, esforzándome por intentar ver algo entre la oscuridad.

Unos pasos fueron acercándose poco a poco tomándose su tiempo, identifiqué esa presencia como el sentimiento de ser constantemente vigilado, de estar haciendo siempre malas acciones y ser descubierto. Me puse tenso e irremediablemente nervioso, no podía moverme, pero al ver lo que salió de entre las sombras di un paso hacia atrás. Era imposible escapar, lo sabía, aunque mantener la distancia no me mataría más; dentro de mí una voz susurraba corre.

–Hola, Makishima –con las manos en los bolsillos se presentó ante mí con una pequeña reverencia–. Ten muy buenas noches.

Me congelé por un largo rato, me creí capaz de soltar la comida y el maletín, así que los sostuve con más fuerza, no debía tener miedo. ¿Quién se suponía que era ese sujeto? El ¿instinto? Ahora gritaba, alentándome a escapar de allí. Bueno, creo que a cualquiera.

–Hola, b–buenas noches –mi voz temblaba solo un poco, debía tranquilizarme–. Mmm... ¿Tú? –comencé cantarín. ¿Se suponía que debía conocerlo de algún lado?, el sujeto sabía mi nombre y no podía recordar ni su rostro. Por otro lado, el mundo se acababa ante mí; recibí el miedo como un balde de agua fría, parecía ser algún tipo de busca pleitos con demasiados modales. ¿Me estaría confundiendo con alguien?, rogaba porque fuera así. No demostré mucho el pánico que golpeaba por liberarse. ¿De dónde saqué tanto valor para quedarme ahí?

Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora