21-Kayley y Mariah. En círculos

640 87 39
                                    

Quedé en verme con él cuando saliera del trabajo para ir a almorzar juntos; lo esperé frente a una plaza, esperé por un largo rato y él no llegaba.

Comprendí que no había lugar para mí en aquel sitio, planeé darme vuelta sin mirar atrás y olvidarme de que me habían plantado; seguro le habría salido algún plan más importante. En cuanto me di vuelta, una luz atravesó mis tinieblas, así de dramático lo recuerdo. Yuusuke salió de entre la multitud con una sonrisa despreocupada.

Todas las chicas inmediatamente fijaron la vista sobre él.

Me sobrecogió verlo usando uniforme de trabajo, era una visión que permanecería por mucho tiempo en mi cabeza, llamaba la atención de todos.

Él, un encargado de la ley dentro de un país respetuoso de los objetos ajenos, donde el crimen era el menor de los problemas, donde el robo con violencia, el asalto o la intimidación física son denunciados y resueltos con un alto porcentaje, el país más pacífico de toda Asia...

Puedo decir que Yuusuke es el policía más honesto que existe.

Terminó de contar distraído. La voz del Libro era de lo que no te hartarías fácilmente.

–Entonces, sí te gusta –comentó Gabriel–. ¿Por qué simplemente no se lo dices?

– ¿Tanto se me nota? –ruborizado, Makishima rodó un poco sobre la cama–. No puedo decirle, no quiero arruinar nuestra amistad. He sido insinuante, le he invitado a salir, me emociono tanto en sus cumpleaños, pero no creo que él lo note o le tome importancia.

–Ukio y Bam claramente saben lo que sientes por él, Hyu es demasiado despistado como para no hacerlo. Me di cuenta desde que mencionaste su nombre, ten por seguro que Yuusuke finge no verlo, si me preguntaras ¿por qué lo hace? Diría que piensa lo mismo que tú, no quiere arruinar su "bonita" amistad –las comillas no fueron visibles para el Libro.

–Eres bueno analizando a las personas–. Gabriel continuó mirando el techo del cuarto acostado sobre el futón–. Yuusuke es extraño y raro, pero sincero, no oculta nada. No puede –después de que todos se fueran, recogieron con rapidez el desorden para luego prepararse para dormir–. Jamás ha odiado a alguien, siempre sonríe y...

–Mátenme –susurró el Divino. Con tan pequeña palabra el Libro cayó en cuenta de que se había emocionado.

–Lo siento, creo que no te interesa –estaba cansado, pero quería seguir hablando–. ¿Qué tanto pasó cuando salieron a comprar?

–Hablamos de ti, de cómo te conoció; me dijo que me cree "culto". Se cree lo de que soy tu primo –ambos guardaron silencio–. Se preocupa por ti, pero solo como amigo –sintió algo extraño cuando lo dijo, la hermosura de destruir un corazón y podía decir muchas más cosas para lograrlo. Calló.

–Lo sé, te digo, no oculta nada... por eso... lo entiendo.

Sin ver su rostro, Gabriel sabía que los sentimientos de Makishima eran una mezcla entre nostalgia y desánimo.

– ¿No has intentado con alguien más? –preguntó distraído. Fingiendo estarlo, intentando recuperar los sentimientos que aquel amigo provocaba en su presa, alimento para su alma.

–Claro –respondió rápido–. Pero, me ilusiono mucho y he tenido varias decepciones...

Sin hablar más, ambos cerraron los ojos y se entregaron al sueño. Sus energías habían sido bien invertidas en una sana convivencia con amigos. Sin preocupaciones, no había razón para no soñar.

*****

Sentado frente a una gran mesa, sin saber cómo había llegado ahí. Miró sus manos con detenimiento, su reloj de muñeca marcaba las tres con siete; sabía que soñaba, y eso le fascinó, un sueño lúcido...

Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora