9-Mariam. No hay nada

1K 155 27
                                    

El destino existe, está ahí, podemos sentirlo con solo respirar; pero el futuro, sobre el... eres tú quien domina.

~~~~~

Abrió la puerta dedicándome su típica sonrisa.

Había esperado su visita desde la primera hora; miré el reloj de enfrente, eran las 7:37 de la mañana, llegaba un poco tarde, pero no importaba, había llegado y eso era lo único que me interesaba. Su presencia en mi vida me daba esperanzas en todos los sentidos.

Le devolví la sonrisa mientras cerraba el libro en mi regazo; mi padre lo consiguió para mantenerme ocupada durante mi estancia, toda una hermosa Triología de Tinta*, cuando terminaba de desayunar recorría sus páginas para dormirme entre su mundo; mi habitación individual siempre tenía una luz perfecta, no había ruidos fuertes cerca y podía concentrarme libremente en leer.

Cuando se acercó, noté su rostro pálido y agotado, su sonrisa entonces me pareció cansada.

–Buenos días Maki–kun* –intentábamos que las formalidades fueran nulas, era uno de los tantos pequeños acuerdos a los que habíamos llegado, como en el que debía comer todo lo que me indicarán, sin quejarme.

–Buenos días Mariam, ¿cómo amaneciste? –preguntó mientras tomaba notas en su cotidiano blog, compartiendo miradas rápidas conmigo. Analizando.

–Me siento bastante bien –contesté tranquila, hoy trataría de no causarle trabajo innecesario.

– ¿Qué sirvieron de desayuno?

–Tostadas y jugo natural.

–Suena balanceado, ¿revisaron tu equipo médico? –dejó sus hojas en uno de los escritorios cercanos.

–Sí, hoy me levanté temprano para eso, ¿cómo me encuentro? –vi cómo se puso un poco nervioso, pero manejó mi interés.

–Bueno, tu estado físico mejoró en estos dos días, parece que ya no tienes muchos moretones –sonrió satisfecho–. Aunque, sigues sin tener recuerdos sobre el accidente o de tus familiares, y los estudios demuestran que no hay ningún motivo físico para esto, por eso aún tenemos muchas dudas sobre tu caso.

–Padre me contó un poco sobre lo ocurrido –dudé en contárselo, aunque al final mis palabras siguieron fluyendo–. Dijo que viajaba con mi madre y mi hermano mayor, a uno de sus partidos; cuando por algún motivo nuestro coche terminó saliéndose de la carretera. Caímos varios metros a un barranco, donde ellos perdieron la vida y... yo el movimiento de las piernas –respiré profundo, era como contar una historia, ficción, no sentía que me hubiera ocurrido a mí–. Sé que fue un accidente terrible, pero no recuerdo nada y tampoco puedo sentirme mal por... ellos.

–Por lo que no estás triste... –él no buscó compadecerse de mí, solo quería escucharme.

Traté de no dejar de mirarle, imposible.

–Creo que me siento vacía –intenté aventurarme y centré mi mirada entre los pocos recuerdos que poseía–. He visto fotos de ellos –tragué–. Mi padre las trajo con la esperanza de que pudiera recordar, y lo hice. Logré ver a mi padre mucho más alegre mientras jugaba conmigo en una casa que me es ajena, también la posible silueta de mi madre junto a un joven con una hermosa sonrisa y manos de basquetbolista –seguía con la duda de seguir hablando, pero ya no logré parar–. Lo que me preocupa es mi padre, ahora se encuentra solo entre el trabajo y el hospital, estoy segura que oculta sus sentimientos cuando me ve. Cuando vi la foto de mamá noté que somos muy parecidas, debe ser doloroso verme y recordarla, pero no tengo memoria, no sé qué clase de personas eran. También, algunos compañeros de clase han venido a visitarme, tampoco pude reconocer a ninguno, todos se desilusionaron cuando no supe identificarlos; solo he conseguido poner tristes a todos.

No podía hablarle de nuevo, ahora él sabía que ni siquiera podía sentirme mal por la muerte de mi madre, que era una chica que no recordaba a sus amigos, a su hermano, ni ningún momento feliz.

–Las preocupaciones de tu padre son solo sobre ti –tomó asiento junto a mí–. Pero no porque le recuerdes a tu madre, es porque no quiere que te esfuerces demasiado y te agobies por esos problemas. El tiempo siempre será la cura para todo, poco a poco podrás ir recordando, ya has visto cómo es posible, solo necesitas ser más confiada contigo misma. Sabemos que quizás falta mucho para que puedas ser dada de alta, pero con tus deseos de volver a una vida normal lograrás que tu padre esté menos preocupado; por el momento lo más importante es tu recuperación.

–Lo sé, pero toma demasiado tiempo –miré mis piernas sobre la cama, nunca volvería a caminar, además tenía problemas más severos que mis propios recuerdos. Era consciente de que mi cuerpo no se encontraba bien, había muchas cosas de las que no lograría recuperarme.

__________________

*Trilogía de Tinta - Hago referencia a los libros Corazón, Sangre y Muerte de Tinta de la autora Cornelia Funke.

*Kun - Honorífico japonés utilizado mayormente para tratar a personas del sexo masculino

Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora