27-Josúe. Reuniones

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Antes de comenzar con este capítulo solo quiero informarles del gran crecimiento que ha tenido este mes la historia: para empezar llegamos a las primeras 1k lecturas, quedamos en la lista larga de los #wattys2018 y entramos al ranking más alto hasta ahora en Espiritual en el número 27.

Les agradezco mucho todo el apoyo a los que han llegado hasta aquí. 

Sin más disfruten el capítulo.

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Su propia habitación, la misma cama, el mismo aroma de siempre. Solo sus sentidos estaban en negativo. Salió del cuarto para ir a la sala, escuchaba mucho ruido por ahí. Mariah y Gabriel tenían varias cajas donde lanzaban cada objeto del lugar. Los observó trabajar en silencio.

– ¿Qué hacen?–. Mariah tomó el sillón enorme y lo achocó con éxito dentro de una pequeña caja–. ¿A dónde vamos?

–Estate tranquilo –el Divino puso sus manos sobre sus hombros–. Siempre estaré aquí.

Recordaba que antes él le había besado. ¿Esto era una continuación? Retrocedió varios pasos, no quería que se repitiera. Al Divino no pareció importarle y continuó metiendo cosas en las cajas.

Quizá sería mejor salir de ahí, era extraño que se estuvieran llevando sus cosas sin aviso. Avanzó hasta la puerta y Mariah intentó detenerlo, fue más rápido para huir. Por alguna razón tenía su llave con él, así que pensó en encerrarlos, sería divertido.

Escuchó sus intentos por abrir; sonrió, sería imposible. Bajó con ligereza las escaleras. Y al llegar al final, un aire frío le hizo voltear. No consiguió ver nada, fue entonces que sintió una mano helada apresando su brazo, con esfuerzo consiguió liberarse y correr lejos. Alguien le seguía.

El sonido de varios pasos detrás de él estaba aterrándole. Pero no podía voltear, no había tiempo. El camino se volvió luminoso, opaco, distorsionado, fijo, rápido; el escenario a su alrededor cambiaba a una velocidad asombrosa. No sabía dónde estaba, parecía que daba vueltas alrededor de la misma cuadra. Decidió volver a casa, no sabía a dónde más ir. Llegó más rápido de lo planeado.

Subió los peldaños de tres en tres, como nunca lo había hecho. Introducir la llave en el picaporte le costó muchos intentos. Si antes pensó que había dejado atrás al perseguidor, ahora podía sentir como subía con parsimonia las escaleras. Sostuvo entre los dientes su labio inferior, la sangre se deslizaba en un hilo por su barbilla; temblando, consiguió abrir la puerta.

Dentro no había nadie ni nada, probablemente Mariah y Gabriel habían terminado de sacar sus cosas y salido por la ahora abierta ventana; miró un poco más y notó unos pequeños peces negros flotando en el aire. El ruido de las escaleras le hizo voltear, recordándole haber dejado la puerta abierta. Eso podía entrar.

Pero ya no le daría tiempo de cerrar, lo veía hacerse camino lentamente, como si le costara llegar hasta él.

Entró a toda prisa a su cuarto, topándose con un ser hecho de sombras; intentó gritar, inmóvil... pero no pudo hacer ningún ruido.

 pero no pudo hacer ningún ruido

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Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora