Le lanzo una mirada a mi amiga sin saber muy bien qué contestar. La misma chica se apresura a aclarar:

—Tranquilas, yo os guardo el secreto —nos sonríe de manera cómplice.

Las dos nos relajamos al instante.

―¿Quién ha organizado esta fiesta? ―pregunta Val, tras darle otro sorbo a su copa.

―Adrián Ortega —contesta. Ambas la miramos dándole pie a continuar porque ninguna sabemos nada sobre ese chico―. Ah claro, perdón. Es un chico rico de la zona, su padre le ha organizado una fiesta de bienvenida. Al parecer ha estado unos años fuera del país y acaba de regresar.

Las dos asentimos, intrigadas por ponerle cara al chico.

―¿Y dónde está? ―pregunto yo, paseando la mirada por todo el barco.

―Mira, por ahí viene ―prácticamente chilla una chica a nuestro lado—. ¡Y está acompañado! —exclama como si estuviese a punto de desmayarse de la impresión.

Giro mi cabeza siguiendo la mirada de la chica y casi escupo el champán al ver a Adri, seguido de David y Pablo.

¿Qué cojones?

Ellos todavía no nos han visto así que me abro paso entre la gente seguida de Valeria. Al vernos su cara pasa de sorpresa a incredulidad.

Pablo me engancha del brazo y tira de mí hacia una zona más apartada, los demás nos siguen.

―¿Qué hacéis aquí? ―pregunta Pablo, bastante nervioso.

―Yo os podría preguntar lo mismo ―me cruzo de brazos, adoptando una pose desafiante.

―Joder, no me lo puedo creer —murmura Valeria mirando a Adri―. ¿Tú eres Adrián Ortega?

―¿Acaso eres tú...Vanesa Pérez? ―contraataca, leyendo nuestras identificaciones.

―¿Pero qué coño te crees que estás haciendo? ―le acusa Valeria, a punto de perder los papeles.

Le lanzo una mirada indicándole que baje el tono si no quiere que nos echen a todos de una patada.

―¿No está claro? —se encoge de hombros—. Pasar un buen rato ―contesta como si fuese obvio.

―Joder Adrián que nosotras nos hemos hecho pasar por dos camareras pero tú —lo señala de arriba abajo—, tú por el hijo del que organiza esta fiesta, ¿cómo es que se lo han creído? ―pregunta Val, incrédula ante semejante espectáculo.

―Mis dotes teatrales ―bufa Adri.

Valeria se sujeta el puente de la nariz para controlar sus nervios.

—En realidad la gente no sabe cómo es ese chico físicamente —explica al ver que Valeria está al borde de un ataque de nervios.

―Los de seguridad de la entrada son un par de inútiles ―resoplo, ganándome una mirada por parte de Adri.

―Lo cierto es que sí ―concuerda David, asintiendo en mi dirección.

Bueno, menos mal que estamos de acuerdo en que esto es una locura.

—Venga ya...¿qué puede salir mal? —se ríe Adri, intentando aliviar la tensión.

—¿A parte de todo? —pregunta Valeria.

—Creo que estamos llamando demasiado la atención —nos dice David, mirando el panorama de reojo.

Si yo nos viera desde fuera también nos miraría. Entre nuestra forma de vestir y que estamos cuchicheando todo el rato, normal.

Atrévete ConmigoWhere stories live. Discover now