Love Is Love / Cache

Plan

-CALLE-

- Bien Daniela... ¿En algún momento tú cogiste el arma directamente? - me preguntó Roberto, mientras se sentaba a lado mío.

- Pues... - intenté recordar lo sucedido. - La verdad es que no... No recuerdo con exactitud, pero creo que no llegué a tocarlo - los ojos de Roberto se iluminaron, de inmediato hizo un chasquido con sus dedos.

- ¡Muy bien Daniela! - se puso de pie - Si tan solo pudiéramos conseguir el arma... - acarició su barbilla - Las huellas... - una vez más tronó los dedos - Si es que tú no tocaste el arma, podremos comprobar que tú no fuiste la que atacaste.

Este chico me estaba cayendo muy bien, literalmente estaba siendo nuestra salvación.

- Y si... Espera... ¿Saben si ese parque tiene cámaras? - preguntó enseguida.

- Uhmmm... Si, si tiene - respondió mi papá.

- ¡Perfecto! Listo... - se dibujó una gran sonrisa en su rostro - cuando amanezca iremos por esos vídeos de aquella noche y... Pues lo de el arma... ¿Quién la tendrá? - la sonrisa se le quitó de inmediato.

- De seguro el idiota de Felipe - dijo Poché con voz de fastidio al pronunciar el nombre de "Felipe"

- Y si es así... Tenemos que conseguirlo de alguna forma... - Puso una mirada, de esas miradas cuando se te viene algo loco a la mente - Y si lo tiene en su casa... Pues... Ahh. Tengo un plan.

Realmente lo que este chico nos estaba diciendo era algo que... Era algo muy de película.

Fue una larga noche. Había cosas en las que no estaba deacuerdo, pero no teníamos muchas opciones.

...

Salí a la cafetería, temía encontrarme con Felipe. Me encontraba sola. Cada paso que daba, mi respiración se aceleraba más y más.

Me senté en la mesa que más cercana se encontraba a la puerta de salida. Al poco rato de hacer mi pedido, noté una presencia.

- ¿Ya está en la cárcel o qué? - me susurró al oído.

- ¿Poché? - pregunté entre risas.

- ¿Por qué tan feliz? - dijo extrañado.

- No, aún no está en la cárcel... Pero pues, anoche discutimos y dijo que se iría a no sé dónde, no me quiso decir. - suspiré y dejé la taza de café en la mesa.

El se quedó sorprendido e inmóvil. Me levanté y me pare en frente suyo.

- ¿Solo te vas a quedar allí viéndome? - sonreí ligeramente.

- No entiendo tu felicidad. - dijo bastante confuso.

- Poché y yo ya no íbamos tan bien como antes... Todo lo que sentíamos, pues... Ya se esfumó - le respondí y pasé mis brazos por detrás de su nuca. Me acerqué hasta su cuello - Hueles bien - le susurré.

- ¿Y si mejor vamos a mi casa? - dijo mientras me abrazaba por la cintura.

- ¿Y qué esperas para llevarme en tu auto?

Le pregunté y el no dudó ni un minuto en tomarme de la mano y llevarme hacia afuera. Al poco tiempo ya nos encontramos en su casa. Mi bolso lo había dejado en su sala y nosotros ya nos encontrábamos en su cama. No dejaba de besarme el cuello mientras se quitaba la camisa.