Ir y venir

20K 993 129
                                    


-GERMÁN-

Ya había amanecido. Hoy el único trabajo que tendría, iba a ser como librar a Poché de algo tan injusto. Abrí los ojos y a lado izquierdo estaba mi esposa, aún se encontraba dormida. Le di un beso en la frente y salí de la cama. Busqué mi teléfono. Le marqué a un viejo amigo con el que sabía que podía confiar.

-📱 GERMÁN: Hey, hola ¿Cómo estás?

-📱LUIS: Germán, a los tiempos, todo super bien ¿Y tú?

-📱GERMÁN: La verdad es que necesito de tu ayuda.

-📱LUIS: ¿Ahora en que te metiste? - dijo entre risas.

-📱 GERMÁN: Eres el mejor abogado... Y pues resulta que...

Tuve que contarle todo lo sucedido para que pueda entenderme. Por suerte era bastante listo.

-📱LUIS: Por lo que me dices... Tenemos toda las de ganar - Eso fue como un gran rayo de esperanza ante tanta oscuridad de injusticia - Pero yo ya me retiré. - fue golpe bajo. - Pero, pero - presté atención - Está mi hijo, que por cierto... Es muy listo y te hará de mucha ayuda, pero no te preocupes, yo le echaré una manito.

-📱 GERMÁN: Voy a estar eternamente agradecido contigo.

-📱LUIS: Pero eso sí, necesito a las chicas, necesito escuchar a tu hija y también para otras cosas más que tengo en mente.

Las chicas ya no se encontraban aquí, pero por suerte tenían los teléfonos que les había dajado. Tenía que hacer que volvieran. Luis me ayudó en cuanto dónde podríamos ocultarlas y planear algo. Esperé hasta después del almuerzo para poder llamarlas.

-📱 DANIELA: Papi ¿Aló? - dijo emocionada.

-📱 GERMÁN: Hija, si, si soy yo. ¿Cómo están? ¿Dónde están? ¿Ya comieron?

-📱DANIELA: Para papá... Son muchas preguntas - empezó a reír - Te amo, estamos bien... Y pues, estamos en la cabaña donde antes solíamos venir y si, ya comimos.

-📱 GERMÁN: Perdóname hija, pero me preocupan... Bueno, iré directo al grano. Tienen que volver. - Se quedaron en silencio.

-📱 DANIELA: ¿¡Qué!? - dijo un poco alterada - Apenas llevamos un día. Estamos bien aquí, estamos tranquilas, juntas... Si volvemos, corremos el riesgo de que nos separen. - la voz se le empezó a entrecortar - No quiero eso papá, es mejor así, no creo que nos encuentren.

-📱 GERMÁN: Pero Daniela, si vuelven, vamos a solucionar todo ésto y será aún mucho, mucho mejor. Las espero en ésta dirección.

Empecé a dictarle aquella dirección y justo cuando termine, Daniela dio por terminada la llamada.

-CALLE-

Mi papá me había llamado para que regresemos a Bogotá. Estaba demasiado enojada, él nos dio la idea de escapar y ahora quería que volviéramos.

- Amor... Si nos dijo para volver, pues debió haber sido por algo... Confiemos en él. - dijo Poché, mientras me abrazaba para que me calmara.

-¿Y si te encuentran, qué? No te quiero perder. Aquí estamos perfectamente bien amor. - dije, mirándola fijamente.

- Lo sé... Pero tenemos que ir... - me dió un beso bastante tierno.

Me encantaba ver cómo tenía que ponerse de puntitas para que nuestros labios puedan juntarse y formar esos besos que tanto amaba. Al final siempre terminaba con una sonrisa dibujada en su semblante. Y los suspiros no se hacían ajenos.

- Ya alistemos todo y regresemos - dijo apartándose de mi, para luego coger una de las maletas.

Le lancé una playera para que la doble y lo acomode allí. Hicimos todo eso con todo lo que había. Por ratos yo hacía lo que ella hizo al principio y visebersa. Luego pasamos a acomodar las maletas en el auto.

- Bueno... Nos vamos - dijo Poché y abrió la puerta de copiloto.

- ¿Me esperas un rato? Tengo que hacer algo - dije mirando hacia la cabaña.

- Está bien amor - respondió y se adentró al auto.

Asentí con la cabeza y caminé hasta la puerta principal de la casa. Antes de entrar, no pude evitar soltar un corto suspiro al recordar y pensar en lo que iba a pasar. Subí hasta el cuarto donde nos habíamos quedado Poché y yo. Me acerqué al balcón y quería ver una vez más la gran vista. No habré tardado ni 10 minutos. Regresé y enseguida encendí el motor. Aún no quería arrancar pero ella colocó su mano sobre la mía, provocando que la mirara. Choqué con su linda sonrisa. Lo puse en marcha. Encendí la radio. Ella iba tarareando o cantando alguna de las canciones que sonaban. Cuando empecé a cantar, ella me acompañó, hacíamos un dueto perfecto, ella no cantaba nada mal y yo igual.

Éramos dos jóvenes enamoradas, cantándole a la nada. Llenas de vida, llenas de amor.

- Quiero hacer pis - dijo Poché. - Detente por favor - suplicó.

- ¿Es enserio? - pregunté.

- Si... Ya detente, detente justo aquí - señaló a un arbusto.

- Bueno, bueno... Ya... Anda - detuve el auto. Ella fue rápidamente detrás del arbusto. Quería hacerle una broma, así que esperé unos segundos - ¡Poché, allí viene alguien! - grité.

- ¿¡Qué!? - gritó y no tardó mucho en volverse al auto. - ¿Quién venía? - preguntó cómo si conociera, pero más risa me dio verla salir despavorida. - ¡Idiota! No hay nadie - reí aún más fuerte.

- Pues... Lo siento, de seguro ya pasó - dije sarcásticamente sin dejar de reír.

Puse en marcha el auto una vez más. En el camino no dijo nada, al parecer se enojó un poco, a tal grado que ni quería darme un beso. Ya no faltaba mucho para llegar a la ciudad. Tuve que soportar ese silencio incómodo hasta que lleguemos a la casa que me había dicho mi papá.

¿Y cómo se supone que llegue si no conozco? Pensé. Le marqué.

-📱CALLE: Aló papá, ya estoy cerca de la casa ¿Voy hasta allá o dónde te espero?

-📱 GERMÁN: Espérame 3 cuadras antes y luego yo te guiaré hasta el lugar donde se van a quedar.

Le hice caso. Habría tardado un aproximado de 15 minutos en aparecerse. Se sentó en la parte trasera.

- Y bien... ¿A dónde voy? - le pregunté.

Empezó a guiarme. Estaba yendo por una ruta que no conocía. Hizo que me detuviera en frente de una casa.

-¿Dónde estamos? - le pregunté.

- En la casa de la persona que nos va a ayudar - respondió mi padre.

No tenía ni la más mínima idea de quién era pero eso significaba una buena noticia. Nos abrió la puerta amablemente e hizo que pasáramos de inmediato. La tomé de la mano, al parecer se le había olvidado el enojo. Noté que alguien bajaba por los escalones. Casi se tropieza.

- Perdón, hola... Me llamo Roberto - Poché y yo soltamos algunas risitas.

- Mucho gusto, yo soy Daniela y ella es María José - la señalé.

- Bueno... El placer es todo mío - se acercó a darnos un beso en la mejilla. - Hoy va a ser una larga noche... Vamos a terminar con toda esta farsa.

Ambas sonreímos al escucharlo, se le veía tan seguro.

- Si... Por algo nos hicieron irnos y ahora volver. - dije.



By:Tomatito🌈

Love Is Love / CacheWhere stories live. Discover now