21. Colmando su paciencia

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Capítulo 21

Colmando su paciencia

Robín

Mis manos quemaban por seguir tocándola. Su piel expuesta fue un deleite cuando agarré su culo y pasé mis palmas por sus grandes, suaves y jugosos muslos. Estuve a punto de derramarme en mis pantalones, pero su hermana pequeña tuvo que aparecer en aquel preciso momento. No solo se conformó con estropearlo todo, también tuvo que mencionar al imbécil de Jack. No sabía qué se traían ellos dos, pero no me gustaba la cercanía que tenían. Al maldito le gustaba ella y sabía que haría todo para tenerla.

La casa estaba vacía cuando regresé. Al parecer, Asheley se dejó llevar por mi consejo y se fue de compras con sus amigas cabezas huecas. Debía terminar mi relación con esa chica y debía hacer que Marcus aceptara que quería estar con Lía. Debía, debía, debía... Mierda, debía hacer demasiadas cosas, pero era un cobarde en todo el sentido de la palabra. Quería que ambas cosas funcionaran, pero en mi mundo Lía nunca iba a ser aceptada.

¿Aún tienes ese jodido pantalón corto que quería arrancar con mis dientes?

Envíe el mensaje solo para sentirme menos mierda y poder por lo menos disfrutar de esa intimidad con Lía.

¿Quién es?

Contestó unos segundos después.

Quien te hará gritar su nombre muy pronto cuando esté hundido profundamente en ti.

Guarda mi número.

Me había puesto duro de solo pensar en estar enterrado en Lía.

¡Oh, por Dios! Eres un maldito pervertido acosador.

Me reí ante su acusación, pero lo que más me divirtió era que podía imaginarme su cara de póker.

La dejé en paz para no asustarla, pero tenía claro de que no podría hacerlo por mucho tiempo. Debía sentirla cerca, aunque fuera a través de los mensajes o quizás una que otra llamada por lo menos hasta que tuviera las agallas suficientes para enfrentarme a todo aquello que nos separaba, comenzando por mi mejor amigo.

Hola, mierda —saludó Marcus en cuanto contesté el celular.

Eso fue rarísimo.

—Hola —dije cortante, cosa que solo hizo que el chico del otro lado de línea se irritara un poco.

¿Dónde diablos estabas? Te llamé a la casa y Asheley me dijo que saliste después de recibir una extraña llamada. ¿En qué mierda estás metido ahora?

Me quedé en silencio por un largo momento.

Me debatía en si decirle lo de la reunión o no, pero al final decidí no hacerlo, pues quería que la banda completa estuviese reunida para soltar aquello.

No me digas que fuiste a ver a Lía.

—Sí —contesté para luego caer en la cuenta de lo que él me dijo—. Digo, no. ¿Qué mierda? No fui a ver a Lía.

Sabía que no me creería aquella mentira.

Hablamos luego, debo hacer algo —soltó con un deje de enojo en su voz.

Me asusté.

Marcus podía ser extremadamente cruel cuando se lo proponía.

Sabía que esta mierda de Lía y yo colmaba su paciencia.

Ruidoso Silencio ( Chicas Gordas #1) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora