11. Boca Tentadora

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Capítulo 11

Boca Tentadora

Robín

Separó sus labios y, ¡oh, demonios!, algo dentro de mis pantalones se agrandó. Sentía cómo me aprensaban con fuerza aquellos malditos vaqueros ajustados mientras trataba con todas mis fuerzas de no inclinarme un poco más. Si lo hacía, estaría perdido. Mirar la boca de Lía entreabierta era toda una tentación; su labio inferior era más lleno que el superior y te provocaba morderlo. Deseaba cogerlo entre mis dientes, mordisquearlo, besarlo y chuparlo hasta que estuviese hinchado. Sí, mi pantalón apretó con más brío.

—¿Qué demonios crees que haces? —La dura voz de Jack hizo que mi pene comenzara su descenso. Lía apartó la mirada con rapidez y Jack se acercó a grandes zancadas—. Estabas... —Apretó las manos en puños—. Tratabas de besarla, imbécil.

Sacudí la cabeza y solté una risa sarcástica.

—Demonios, no, nunca besaría a "Trasero gordo" Montgomery. Estás demente.

Bufé como si aquella situación no importara, pero, mierda, sí deseé besarla más que a cualquier cosa en mi maldita vida. ¿Qué estaba mal conmigo?

Lía se puso de pie y rozó sin querer su pecho con mi brazo. Mandó una descarga directa a mi pene para que el maldito volviera a levantarse. Se mantuvo de espaldas a mí, dándome una jugosa vista de aquel gigantesco trasero, el cual hasta ahora me había parecido repugnante, pero ya mi cabeza proyectaba mil formas de tenerlo. Desde atrás seguro no duraría ni dos segundos.

—Tranquilo, Jack. —Colocó las manos sobre su pecho, cosa que me hizo apretar la mandíbula. Espera, me estaba sintiendo celoso. «No, por favor, no, es Lía»—. Él solo hacía honor a lo imbécil que es.

Quería replicar, pero ella tenía razón, era un imbécil.

La rechacé de la manera más idiota.

—¿Quieres que te lleve con Roth? —Jack metió un mechón de su cabello detrás de su oreja y acarició su mejilla como si la vida se le fuera en ello.

Volví a sentirme molesto.

Lía no se molestó en mirarme, solo se dejó escoltar por Jack, que colocó tentativamente su mano bajo la espalda de ella, me observó por encima de su hombro, colocó dos dedos sobre sus ojos, de este modo me dijo que me tenía en la mira, y se inclinó para poder hablar con Lía. Me dejé caer en la silla donde hacía solo un momento Lía descansaba su lindo, jugoso y gigantesco culo. Aún se sentía caliente. Demonios, eso hizo que otra erección palpitara. No podía permitir que esto me ocurriera a mí, menos con la gorda de la escuela.

—Aquí estás, cariño.

La voz de Asheley me sacó de aquellos mojados pensamientos y me hizo tener la mejor de las ideas.

—¡Oh! —chilló cuando la halé con fuerza y la senté a horcajadas sobre mí—. Oh, estás tan duro ya, bebé.

Tomé su boca con dureza, la cual soltó un gemido de placer.

Sin embargo, estaba muy lejos de olvidar la tentadora boca de Lía Montgomery.

Ruidoso Silencio ( Chicas Gordas #1) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora