Capítulo 25

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Escuché a mi madre gritarme desde la cocina y suspiré con frustración.

Eran apenas las seis de la mañana y mi casa era todo un desastre.
El vuelo de mis padres salía exactamente a las diez, se hacían dos horas hacia el aeropuerto y estaban apurados porque no querían retrasarse.

Bajé las escaleras a paso rápido y enseguida me vi envuelta en una ola de abrazos por parte de ellos.

-Feliz cumpleaños, cariño, te amamos demasiado - susurró mi madre mientras me apretaba con fuerza.

-Gracias, mamá, yo también les amo - me dieron un beso en la mejilla y me dejaron respirar.

-Mi pequeña hija, no te preocupes, linda, dentro de unos días saldremos a festejar como se debe - mencionó papá y sonreí.

-Cierra los ojos - ordenó mi madre y le hice caso.
Después de unos minutos los abrí y encontré una caja de aproximadamente treinta centímetros a la vista.
Les sonreí y sin esperar más tiempo, abrí entusiasmada y grité de la emoción cuando ví lo que se encontraba adentro.

-Es.... ¡perfecto! - tomé los cinco libros que estaban apilados por orden y sentí mi corazón latir rápidamente.
Había amado esta saga cuando la descargué por internet sintiéndome toda una criminal.
Es la única historia que he leído sobre extraterrestres y amor que en verdad me ha gustado.

-Te escuché hablar con Homer hace tiempo diciéndole lo mucho que te gustaban estos libros - abracé con fuerza mi nuevo regalo e hice lo mismo con mis padres.

-Debieron costar muchísimo - les dije mirando las portadas.

-No pienses en eso, Ada. Te lo mereces.

-Cariño, en verdad no quiero irme, pero no podemos perder el vuelo - asentí y me despedí de ellos con una sonrisa en mi cara.

A veces cuestionaba el hecho de que han pasado 10 días desde la muerte de Mason y yo sonreía. Se sentía incorrecto sonreír, pero entonces pensaba en el futuro y en lo mucho que me servían las sonrisas al momento de avanzar.

Subí a mi habitación y dejé mis nuevos libros en la repisa en donde guardaba todos los textos.
Miré mi habitación e hice una mueca. Era totalmente un desastre.

Hoy tenía una cita con Homer, una cena, para ser más específicos.
Me había aclarado que llevara un vestido, así que busqué en mi armario ayer por la noche y encontré uno de color rosa pálido que se pegaba hasta la cintura y luego caía en vuelo a la altura de las rodillas. No recuerdo haberlo usado, así que supuse que hoy sería la noche indicada.

Pensé en acostarme de nuevo y tratar de dormir un rato, pero considerando mi manera de ser, lo más probable es que no vuelva a cerrar los ojos.

No iba a hacer nada durante el todo día. Según mi pequeño horario mental, empezaría a arreglarme en eso de las cuatro de la tarde, pues Homer vendría a recogerme a las siete.
Tal vez era mucho tiempo para bañarme, arreglarme, y esperar; pero era un defecto mío ser ansiosa.

Lanzando un suspiro agotador, empecé a arreglar mi cuarto pensando en lo que podía hacer durante el día sin necesidad de estar aburrida.

***

Tenía la carta de Mason en mis manos, me debatía entre abrirla ahora o mejor durante la noche. Sabía que iba a dolerme, no quería pasar mi dolor hacia Homer, pero sentía que si estaba con él, todo era más fácil.
Después de un rato decidí que la leería junto a él.

Eran cerca de las cuatro pm cuando empecé a bañarme.
Toda la mañana había pasado viendo películas, era increíble mi capacidad para no aburrirme de un maratón tan largo.
La mayoría fueron de terror, sé que normalmente alguien miraría algo de este género en la noche, pero era distinto cuando de mí se trataba, pues teniendo en cuenta que soy una cobarde, apostaría todo lo que tengo a que no podría dormir durante casi una semana, así que el tiempo destinado para ver películas de terror, era durante el día.

A falta de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora