Capítulo 22

1.6K 108 14
                                    

Ada.

—¿Que.... qué sucede? — pregunté con temor cuando me fijé en sus ojos.

—¿Qué sucede? mi mejor amigo está muerto! él era como hermano! ¿Por qué, Ada? ¿Por qué tenías que ir con él justo ese día? esto es tu culpa! — susurró con odio.
No, no era cierto, esto no fue mi culpa.

—T-te equivocas — negué con la cabeza repetidamente.

—¡Lo mataste Ada! ¡Si no hubiera ido contigo él seguiría vivo! — gritó sin control. El resto de personas estaban alejadas y no podían escuchar a pesar del tono tan alto de su voz.

—¡No sabes lo que dices, Homer! ¡Yo también lo perdí! — grité en respuesta refiriéndome a Mason.

—¡Egoísta! Era mi mejor amigo, un hermano para mí...— susurró con dolor. Traté de acercarme un poco para abrazarlo pero me empujó hacia atrás de una forma brusca. Me sorprendí y pude ver que él también, sin embargo, lo disimuló hablando de nuevo —Te odio, Ada, nunca había odiado a alguien como te odio a ti, no quiero verte, ¡me das asco! ¡Me arrepiento de haberte conocido, si hubiera sido distinto ahora Mason estaría aquí! — respiré aguantando las lágrimas, sólo lo decía porque estaba enojado, Mason no murió por mi culpa.

—¡Eso no lo sabes, Homer, no lo sabes! No es mi culpa — hablé con la voz ronca. Tenía que hacerle entrar en razón.

—Déjame sólo, Ada, ¡Lárgate! — tragué el nudo en mi garganta y corrí de regreso al auto de mis padres. Ellos me miraron y fruncieron el ceño sin entender lo que pasaba.

—¿Estás mejor, hija? — preguntó mi madre desde el asiento de adelante. No respondí. No quería hablar con nadie en este momento. El único que pensé podía entenderme, me había echado la culpa.
Con la mamá de Mason es distinto, ella perdió un hijo, nosotros perdimos a nuestro mejor amigo, a un hermano.

Miré por la ventana durante todo el trayecto del camino a casa, cuando llegué, subí a mi cuarto y derramé todas las lágrimas que estuve conteniendo en el funeral.

¿Era mi culpa?

Si tan sólo hubiéramos llamado a alguien.
Si hubiera dejado el bolso en el auto.
Si no fuera tan estúpida.

Es suficiente. Esto no arregla nada, no es momento de buscar culparme a mi misma cuando el cincuenta porciento de mi mente gritaba que en este momento de nada me serviría rogar por un pasado distinto.

Me senté en mi cama y limpié mis ojos con torpeza. Tenía que arreglar las cosas con Homer, pero entendía su enojo de alguna manera. Ahora mismo necesitábamos tiempo, no quería presionarlo.

***

Hay veces que la vida te golpea, te golpea hasta dejarte en el suelo, y lo único que quieres hacer es que darte en cama recordando los buenos momentos, pero sin parar de llorar porque sabes que no volverán jamás. días como estos, en los que una tristeza enorme me embargaba hasta el punto de no poder reconocerme a mí misma, y me asustaba, me aterraba pensar que la tristeza que un día creí temporal ahora sería constante, más eterna, más profunda que antes.

—Ada, cariño, es hora de ir al colegio — susurró mi madre acariciando mi cabello.

Habían pasado tres días desde que ví por última vez a Homer. Ayer le había mandado un mensaje que constaba de un simple "¿podemos hablar?", Sin embargo, aún no tenía respuesta de su parte.

—¿En verdad tengo que ir? — dije con la voz ronca. Mi madre asintió. Había faltado algunos días mientras me quedaba en casa sintiendo un hueco en mi corazón que no podía ser llenado con nada ni nadie, ese lugar le pertenecía a Mason y no iba a ser ocupado. Lo bueno, o lo malo de vivir con un corazón roto es que el dolor te hace recordar a esa persona constantemente impidiendo olvidarla.

A falta de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora