CAPÍTULO 68

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Estaba oscuro, no había de nuevo sensación alguna que le pudiera corroborar que estaba soñando. Fate caminaba por un pasillo negro, tenia por piso una loseta de cuadros negros y blancos al igual como un tablero de ajedrez, habían tres puertas de las cuales algo le dijo que en la de en medio no debía entrar, allí estaba el hombre oscuro. Miro a las puertas restantes y eligió la izquierda, abrió la puerta y una mujer estaba sentada en una silla, era una muñeca con anteojos. Cerro la puerta y fue a abrir la puerta de la derecha, en ella se encontraban dos niñas atadas a una silla, una figura negra amenazaba a las dos pequeñas con una navaja.

-Elige a cual de las dos matare. -dijo

Fate trato de acercarse pero algo se lo impidio, era invisible y cuando lo tocaba parecía agua. Golpeo aquella barrera varias veces, las niñas tenían un costal en sus caras y el de la izquierda decia: Futuro y la de la derecha: pasado

La rubia sollozo, el hombre le advirtió que si no se decidía pronto las mataría a ambas. Y, sin pensarlo más tomo la elección.

-Pasado. -dijo con voz firme.

El hombre retiro el saco de la niña de la derecha, era Vivio, ella lloro sangre y murmuro unas palabras que jamás olvidaría Fate. El hombre tomo del cabello a Vivio y le jalo para atrás, una vez estirado el cuello se lo corto de lado a lado. La sangre se esparció como una fuga de agua manchandolo todo a su paso. Luego quito la bolsa de la niña de la izquierda y Einhart le miro con expresión molesta y triste.

-¿Por qué sacrificaste a esa niña inocente? - se levanto y tomo la navaja de aquel hombre. -Es fácil ofrecer las demás vidas siempre y cuando no debas dar la tuya.

Y se corto también el cuello. Fate al fin pudo entrar y trato de tomar el cuerpo de Einhart pero se volvió sangre y se regó por el pasillo, miro a Vivio pero ella no lo hizo. Se acerco para abrazarla pero sus dos manos pequeñas se cerraron en el cuello de la rubia.

-Si murieras de una vez por todas seria lo mejor para todos. -dijo con odio. -Si tu no existieras al fin podria vivir sin sufrir.

La rubia no podía respirar, comenzó a toser pero la garganta no le permitía hacerlo. Los pulmones comenzaron a arderle y la visión se volvía nublosa. De pronto una figura negra como la noche y ojos rojos asututos como los de la serpiente y escurridizos como los de las comadrejas se regocijaron al verle en ese estado y sus dientes amarillos como el azufre mostraron una sonrisa.

-Tú eres solo un intento de vida algo creado en laboratorio. Tú existencia siempre sera el reemplazo de algo importante. Tú mataste a Stern y mataras a Takamachi Nanoha como un perro, te bañaras con la sangre de sus amigos y a tu propia hija la sacrificaras. Tú seras el mal que cubra con oscuridad todo, eres la reencarnación de la oscuridad ¡y pronto lo consumirás todo!

***

Esas palabras bastaron para abrir los ojos, el sudor bañaba su cuerpo y su respiración era bastante rápida, los latidos eran desembocados; 110 por minuto. El pitido de la maquina que registraba sus signos vitales le envió una punzada de dolor a la cabeza. Miro al techo blanco y trato de recordar ese sueño poco a poco.

Una vez se calmo por completo y de recordar ese espeluznante sueño se incorporo, la habitación blanca y estéril le dio la bienvenida. Quiso tocarse la cara pero se lo impidió las esposas que tenia en cada mano, una mueca de descontento apareció en su rostro. Frente a ella había un vidrio de color negro, no los veía pero sabia que habían tres individuos observándola.

-¿Donde estoy? -dijo Fate con voz ronca y seca por la sed.

Nadie se molesto en responder. Miro a la pantalla de la maquina de monitorio: 8 de agosto, 23:56 hrs/instalaciones de la RF6, planta baja c.

[NANOFATE ] La Mentira Qué Nos SeparoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora