EPÍLOGO

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| EPÍLOGO |

Tan pronto como fuimos por mi madre, mi cuerpo me empezó a cobrar factura. Mis piernas y un ligero pero persistente dolor de cabeza estaban acabando con mis fuerzas de seguir despierta.

Al entrar al Castillo me sorprendí al ver tantas personas conversando entre sí, es la primera vez que veia el castillo con varios "visitantes". El olor a humo y sangre era tenue pero envolvente.

- Creo que es mejor que vayas a descansar, corazón. - Susurró Vlad cerca de mi oído.

De inmediato, una Yahanna manchada de sangre, tierra y con ligeros raspones en sus brazos entró en nuestro campo de visión, me aconpañó,- con tres pasos más adelante que yo -, a la habitación que compartía con Vlad y se fue sin decir nada. Ni siquiera tuve la oportunidad de preguntar que le había pasado, cómo había acabado con tantos vampiros estando debilitada y si quería un hombro en el cual llorar por su hermano. Mi boca no se abrió para nada.

Ningún miembro de mi cuerpo quería cooperar, mis parpados luchaban por mantenerse un momento más abiertos. Me quité los zapatos de mala gana ya estando acostada y aventé la blusa sucia y rota al piso, de inmediato sentí un alivio por la suave cama.

Sabía que todos abajo estaban hablando de lo sucedido y quizás debería estar ahí escuchando y agradeciendo a todos por haber arriesgado su vida mientras yo había sido protegida, principalmente por Yahanna y Alejandro. Tenía tantas dudas y cosas por contar pero tan rápido como aparecían en mi mente el sueño las disolvía cuando me reclamaba cada vez con mayor entusiasmo.

Ya habría tiempo de aclarar cosas, ahora sólo quería descansar.










Alguien se encontraba jugando con mi cabello, moví mi cabeza acomodándome mejor en la almohada mientras tenía los ojos cerrados sin ganas de nada más que de seguir durmiendo.

- Katie. - Reconocí de inmediato su voz. Música en el país de los sueños.

- Ummh. - Estaba a punto de quedarme dormida nuevamente.

Un cosquilleo en mi mejilla derecha hizo que abriera lentamente los ojos enfocando la visión en Vlad. Estaba a pocos centímetros de mi rostro.

- Abajo se encuentra alguien que quiere conocerte. - Murmuró suavemente acariciando mi mejilla antes de besarla. - Te dejaría descansar más tiempo pero... él se debe ir pronto, antes del amanecer.

- ¿Umh? - Fruncí el ceño al procesar la información que me estaba dando. ¿Quién querría conocerme? - Está... bien.

Me levanté bostezando y estirando mis músculos. Caminé hacia el armario y tomé la primer blusa que vi, me sujeté mi cabello en una cola sin importarme que estuviera hecho un desastre. Lo que necesitaba era un baño. Urgente. Pero eso ya sería después.

- Andando. - Vlad tomó mi mano y besó mis labios rápidamente.

Bajamos los tres pisos, en el momento que estuvimos en la sala principal el sueño había disminuido y podía pensar con mayor claridad.

- Katie, - Dos hombres desconocidos se encontraban sentados en los sofás mirándome directamente. -, quiero presentarte a unos buenos y viejos amigos míos, Hugh y Kabir.

Ambos hombres se levantaron, el más alto de cabello rojizo y ojos peculiarmente verdes extendió su mano hacia mí.

- Kabir. - Murmuró con seriedad.

El mismo que me habló y supo quién era sin decirle, que pidió a Azlin a cambio de ayudar a acabar a los Petrov y sus aliados. Un hechicero que según entendí de Yahanna es que es muy poderoso.

La Mujer de Drácula #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora