L. Pasado o presente.

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|CAPÍTULO 50|
- Maratón -


Estaba tan cansada que no quería abrir los ojos, podía quedarme en los brazos de Vlad toda una eternidad, es tan cómodo estar así junto a él.

- Belleza, es hora levantarse... - Susurró cerca de mi oído.

Sonreí un poco y unos segundos después abrí los ojos para encontrarme con una sonrisa que debería ser catalogada una maravilla del mundo.

- Buen día, - Susurré con una voz realmente espantosa. Me aclaré la garganta y él beso mi mejilla. -, ¿que hora es?

- Es una hermosa mañana, - Susurró aún con su preciosa sonrisa. -, son las seis de la mañana... tu madre habló para informar que tu padre ha despertado hace poco. - Me levanté de inmediato al escuchar esa oración.

- ¿Por qué no me levantaste después de que te habló para decirte eso? - Pregunté comenzando a recoger la ropa que estaba tirada por la habitación... ni siquiera la utilicé.

Sólo fue quitada de la cama.

- Por que todos estuvimos de acuerdo de que debías de descansar. Te he despertado temprano ya que la hora de visita empieza a las ocho de la mañana. - Suspiré, dejé la ropa de Vlad en el suelo haciendo una montaña de ropa .

Entré en el baño con el pants, la blusa y ropa interior que escogí ayer. Arreglé un poco mi cabello, al parecer no quería cooperar y sólo hice una trenza de lado para que no se pareciera mi cabello un nido de pájaros.

No me maquillé, me lavé la cara y los dientes, sonreí un poco a mi reflejo para después salir del baño.

Vlad silbó y al siguiente segundo estaba frente a mí.

- Te adoro. - Susurró con una pequeña sonrisa.

- Yo más, - Puse mis manos en sus hombros y le di un pequeño beso en sus labios, el sonido de mi celular nos interrumpió. -, espera...

Hizo un mohín.

Caminé a donde había dejado mis cosas y al tener mi celular en mano no reconocí el número pero contesté de cualquier forma.

- Katie, Vlad no me contesta y de verdad necesito que ambos vengan al calabozo clandestino. - Era Jeremiah. - Algo extraño está pasando, Mina--

- ¿Mina? - Le interrumpí incrédula.

¿Dijo ese nombre? ¿Se refiere a esa Mina, la Mina que amaba y adoraba tanto Vlad?

- Sí, Mina. - Afirmó rápidamente. - No perdamos tiempo explicando, sólo vengan pronto. - Y colgó.

Estoy segura que estaba tan blanca como la cal.

- ¿Dijiste Mina? - Miré a Vlad que estaba a mi lado con una expresión contrariada. - ¿Dijo Mina? Pe-ero--

- Sí. - Susurré. - Eso dijo...

Rápidamente se vistió, yo sólo me senté mirando y analizando lo que esto significaba.

Mina estaba viva... y yo comenzaba a contar las horas de que duró mi relación con Vlad. Me di una bofetada mental por ser tan negativa y traté de pensar que Vlad no se lanzaría a sus brazos con tan solo verla. Casi suelto un quejido.

Llevó años sufriendo por ella, ahora que estaba presente en carne y hueso, ¿por qué no la amaría? ¿Cómo no sentirme insegura?

¿¡Que hacía ella viva!?

- Ey... - Susurró tomando mis manos, no quise mirarlo. - Cariño, mírame. - No lo hice aún así, tomó mi quijada y me obligó a hacerlo. - No es ella, eres tú... eres tú la razón por la que sonrío, por la que intento ser mejor y no me importaría arriesgar mi existencia por que estés segura. Te quiero a ti, a nadie más.

La Mujer de Drácula #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora