XII. Todo va a cambiar.

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14 de Diciembre, 2016.


Abatida como nunca.

Aún me dolía la cabeza en algunas ocasiones. No había salido durante días de la habitación y tampoco me había asomado en el gran ventanal, la única que había entrado para dejar comida y retirar los platos había sido Ceece, se negó a hablar conmigo.

Dormía la mayor parte del tiempo, no siempre comía y mis sueños eran ultrajados confundiendo mi mente y mis sentimientos.

Yo no era Irina.

Debía concentrarme en eso, aunque fuera difícil ya que los sueños parecían tan reales que a veces deseé que me sucediera o algunas veces me despertaba llorando. Me estaba volviendo loca.

Cuatro días sin salir y realmente ver el sol, ni siquiera Azlin había entrado. Desde el accidente donde pensé que todo había acabado, que Liam me había rescatado con mi padre, ¡Me había entregado a Vlad nuevamente!

Pero... ¿y si lo tenían también cautivo?

¿Si lo asesinaron? ¿A ambos?

¿Los... chuparon hasta matarlos?

La cabeza me dio vueltas y terminé acostandome en la cama y tratando de aliviar el dolor de cabeza que aumentó hasta ser insoportable.

- ¡Ceece! ¡Alguien! - Grité gimiendo del dolor. Traté de levantarme hasta lograrlo, caminé lentamente ya que casi todo daba vueltas.

No me había sorprendido que realmente no tuviera un dolor aparte de la cabeza aunque recuerdo que dolía mi espalda como si una espada me hubiera traspasado. Había tenido poco tiempo para pensar ya que imaginaba que el agua tenía alguna droga para dormir y los sueños consumían mi mente...

Por un momento sentí caer al suelo y sólo busqué en que aferrarme para no caer.

Al vacío.

Caí en el suelo, solté un fuerte y doloroso grito al sentir un dolor intenso en mi espalda.

- ¡Katie!

No tuve fuerzas de batallar al ver que Vlad estaba sosteniendome en sus brazos. Me sentía demasiado débil pero tampoco me hubiera quedado acostada sabiendo que llevo días sin saber de mi padre o de mi hermano. No pensé que estuviera tan débil.

- Gwen, dile a Ceece que suba agua con los medicamentos recetados.

Sentía frío y las facciones de angustia de Drácula no las pasaría por alto.

- ¿Qué me... hiciste? - Pregunté entrecerrando mis ojos, ahogué un quejido y solo traté en ignorar el dolor para que me fuera más soportable. - ¿Mi... papá... Liam?

No contestó, Ceece había llegado y ahora tenía dos pares de ojos mirándome con preocupación.

Bebí agua, tragué pastillas y realmente estaba a punto de dormir cuando sentí una punzada en mi costado derecho.

Vagos recuerdos, sobre todo... mi mente la sentía a punto de explotar.

El olor de rosas, jugar con mi hermano, la muerte de mi primer mascota... ¡cosas sin sentido!

- Azlin...

- No, Vlad. Yo te lo ad--

El suave sonido de un piano siendo tocado quitó mi poca atención a la conversación. La canción no la conocía, pero la armonía era hermosa, perfecta. Relajante.

El piano... mi instrumento favorito, el mismo que Vlad tocaba antes de casarse con Mina Marks...

- Katie, escuchame...

La Mujer de Drácula #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora