XVII. Un obsequio.

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La mañana pasó rápido, no había desayunado así que en la hora de la comida comí una gran porción de la lasagna.

¿He dicho que amo la comida italiana?

Muy condimentada (en el país de origen y algunos restaurantes) pero es la comida más exquisita que he probado, aunque jamás he ido a Italia, ¡desearía hacerlo!

- ...lista? - Levanté la mirada de mi plato y noté que Vlad me hablaba desde hace un par de segundos.

Negué unas dos veces la cabeza.

- No te escuché, lo siento. - Murmuré.

- Dije; el viaje será largo y pregunté, ¿estás lista? - Preguntó de nuevo.

Oh sí, el estúpido viaje a París, ¿quién no quisiera ir? Solo un tonto... claro.

No sé cuando explotaría, había momentos que me sentía a gusto con todos... Gwen era agradable, muy metida en todo y eso hacía recordarme a Bianca. Cuando iba a la Universidad, tenía amigos y uno de ellos era Bianca Pena, la chica más sociable y que sabía mucho sobre todo. No se metía en problemas y tenía notas regulares. Era una de mis más cercanas amigas...

¿Podría volver?

Mis esperanzas se esfuman día a día, el castillo era deprimente a decir verdad. ¿Importaría mucho si cambio algunas cosas de este lugar?

- Katie. - Vlad nuevamente me habló.

- Lo estaré dentro de unos minutos. - Dije levantándome de la silla.

Subí hasta el tercer piso, entré a la habitación de siempre y observé las dos maletas que había en una esquina.

Una era más grande que la otra, de color negro y con cosas que ni siquiera escogí, mi bolsa de lado estaba encima de la más grande.

Caminé hacia el equipaje, tomé mi bolsa y noté dos cosas; mi celular no estaba y había una tarjeta de crédito color dorada.

No entendía mucho lo que decía, estaba en francés y aún no era mi fuerte. Estaba a mi nombre, no conocía el banco y... ¿Quién hizo esto? ¿Vlad? ¿Stefany? ¿Gwen? ¿Azlin? ¿Alek?

Dios mío, yo no sabía aún en quién podía confiar a la perfección aunque Gwen la estaba ganando con demasiada rapidez, tenía miedo de que...

- Hola de nuevo, Katie.

Salté del susto, conocía esa voz tan...escalofriante.

- Andrei... - Susurré dando la vuelta con lentitud y los ojos abiertos hasta más no poder.

- ¡Vaya, Katie! Pero que linda pulsera. - Comentó sonriendo y acercándose hacia mí, cada paso atrás que daba él daba otro... hasta que terminé sentada.

- Yo no tengo ninguna pulsera. - Susurré lentamente. - ¡Azlin! ¡Vlad! - Grité con todas mis fuerzas.

Error.

Nuevamente me tomaba del cuello como aquella vez en la biblioteca, negandome el aire y haciéndome sentir vulnerable.

- No te oyen, Katie... - Dijo riendo y soltando mi cuello. Caí a la silla de golpe y comencé a toser mientras tocaba mi cuello sientiendo malestar. - Pero mira, una pulsera. - Dijo dramáticamente mostrando una que tenía en sus manos. - Es un obsequio. ¿Te gusta? Quizás me pinten como villano... pero puedo ser tu amigo, no tienes que estar junto a Drácula. - Sonrió, aún así me causaba un escalofrío y no me transmitía ningún tipo de paz, ni ganas de confiar en él.

Por alguna razón lo veía peor que Vlad, aunque fueran enemigos por razones que desconocía, creía que Vlad podría estar más justificado. Estúpido, ¿no?

Él me tenía aquí contra mi voluntad, me había tratado mal... pero entendía un poco, el dolor te hacía ser o hacer cosas que no encajaban contigo. Mi papá cuando murió mi abuela se cerró, un motivo que llevó hasta el divorcio y entiendo que le dolió, que quizás amaba a mi madre aún... pero había actuado, decidido y estaba hecho. Ambos eran solteros otra vez y lo único en común que tenían era Liam y yo.

- ¿Que pasó entre tú y Vlad? - Pregunté confundida. - ¿Por qué--

Me callé cuando noté que se estaba riendo de lo que decía.

- Con esa pregunta me haces mas simple las cosas. - Murmuró mostrando la pulsera y luego desapareció como un acto de magia. - Que te diviertas, Katie. - Y desapareció.

Las cortinas estaban cerradas, todo el silencio y como si nunca hubiera aparecido Andrei. Ni siquiera sentía dolor en el cuello.

Pero...

La pulsera estaba en mi muñeca, mi cabeza se sentía un poco pesada y me había mareado al pararme.

Caminé hacia la puerta y salí teniendo en mente decirle a Vlad que Andrei había aparecido nuevamente; suponía una ilusión y que había dicho que no podían oirme cuando grité.

Ni llegué a las escaleras cuando caí al suelo.

"No puedes huir de tu destino... ¿Amas a Vlad? ¿Darías tu vida por él?"

Toqué mi cabeza que comenzaba a doler al momento que oía esas voces. Lo aue faltaba, terminar loca...

"Eres Katie... No Irina... Sólo Katie.

¿Acaso le importas a Drácula? ¿En verdad?

Utilizalo, amalo... para odiarlo. ACABALO.

Y nosotros... te dejaremos en paz."

- AHHHH. - Grité con fuerza.

Dolía la cabeza, nunca me había dolido de ésta manera y ni siquiera a mi enemigo le hubiera deseado esta agonía.

Cerré los ojos con fuerza y de ahí... no recuerdo nada.

Voces en mi cabeza, repetían una y otra vez algo que no sabía en que idioma; gritos donde decían mi nombre, susurros y un vuelco en el estómago.

¿Que me hizo Andrei?

Debía decirle lo más rápido posible a Vlad o Azlin...













Perdónenme por un capítulo corto, pero viene... algo distinto, ¿se imaginan qué?

Aparte tengo un bloqueo... quiero ser lo más buena posible al relatar los capítulos y a veces simplemente no me sale. ¡Comenten por favor!:( Me es muy importante por que así sé que les gusta y que no.

¡Besos!

Keish🍕.

La Mujer de Drácula #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora