XLIV. Oficialmente.

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París, Francia. 1:45 a.m.

Odio teletransportarme.

Es peor que venir en un auto teniendo como conductor a mi hermano y eso es mucho siendo sincera.

Aún no me recuperaba del todo, sentía que el suelo se movía y si daba media vuelta sentiría que todo giraba.

La primera vez había sido con Delphine, que realmente pensé que era Yahanna... una larga historia.

- Lo siento, Katie, - Dijo Azlin sonando apenada. -, es un efecto secundario cuando no estás acostumbrado a la teletransportación.

- ¿Y puedes acostumbrarte a esto?

- Siendo sincera... - Sonrió de lado. - No. Solos brujos o hechiceros pueden acostumbrarse porque es algo... podría decirse, natural de nosotros.

Me senté en el sofá enorme y blanco cerrando los ojos y luchando con las ganas de no vomitar.

- ¡Katie! - Abrí los ojos para luego ser casi alzada por Liam creando unas ganas más grandes de regresar lo que había comido hace poco.

- Yo igual te extrañé pero déjame respirar. - Pedí al sentir como me apretaba con fuerza.

- Lo siento. - Murmuró besando mi mejilla. Estuvimos abrazados durantes largos segundos pero insuficientes para mí.

Mis padres estaban detrás mirándome con una expresión de felicidad.

- Bebé... - Mi hermano deshizo el abrazo y ahora tenía a mi mamá abrazándome con fuerza. - ¡Mi corazón, mi niña!

Sentí como alguien se unía al abrazo; mi padre.

Tenía los ojos irritados y una sonrisa en los labios.

- Los amo... - Susurré con la voz quebrada. - Los extrañé muchísimo.

- Nosotros igual, bebé. - Murmuró mi madre besando mi mejilla, mi padre besó mi frente y el abrazo se deshizo sólo para ser abrazada nuevamente por mi padre, ahora individualmente.

Sólo una había visto a mi padre llorar, y fue cuando se despidió y se fue de casa para no volver. No creí volverlo a ver derramar lágrimas.

Creo que de los cuatro,- contando a mi hermano y madre,- mi padre era el que demostraba ser fuerte y controlaba sus sentimientos, mi madre era una sentimental sin remedio; desde que cumplí los dieciséis años llora un poco abrazándome y lamentándose de que el tiempo era muy rápido.

De ahí posiblemente yo sea la segunda en ser tan sentimental, aunque mi hermano tuvo una extraña etapa que parecía sentido ante todo y parecía muy melancólico.

Después del recibimiento, llorar y sonreír hasta que siento que mis mejillas se entumieron... noté que Stefany me veía con una sonrisa al lado de Vlad.

Stefany sólo esperó a que Liam se alejara de mí y me abrazó de inmediato.

- Me alegra verte, - Susurró rompiendo el abrazo. -, hay tantas cosas que debo contarte. - Sus ojos delineados no mostraban la alegría que comúnmente tenía.

No pude evitar pensar que mi hermano tenía que ver con esto, le sonreí de vuelta asintiendo y logrando notar de reojo de Selena estaba con Liam.

Solté un suspiro.

La Mujer de Drácula #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora