Cap. 13: Cena familiar

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–Así que... "Kousen" –dijo Sarah–. Me gusta... ¿cómo se te ocurrió?

Ella y yo estábamos esperando en mi habitación a que mi hermana Lili estuviese lista para irnos.

–Por los poderes de mis padres –respondí–. Mi madre genera sonido y mi padre electricidad... así que eso hace una tormenta, osea, a mí.

Ella rió por la originalidad que mostré, sin embargo, antes de que pudiésemos seguir hablando, mi hermana irrumpió en la habitación.

–¡Ya estoy! –dijo alegremente.

–Pues vámonos –comentó Sarah levantándose.

–Sin prisas –dije–. La casa de James esta a la vuelta de la esquina.

–¿Es qué hoy no tienes ganas de verle? –bromeó Sarah poniéndome nerviosa.

Salimos y caminamos unos minutos hasta llegar a la casa de James, allí, la tía Hikari nos saludó al vernos y nos hizo una señal para que entrasemos por la puerta del jardín.

Llegamos a la parte trasera de la casa y pudimos ver que allí estaba todo el mundo, ayudando al padre de James a preparar la comida o charlando, pero no faltaba nadie. Sin embargo al barrer la zona con la mirada observé que los hermanos Otsuzuki estaban sentados en una mesa alejada.

–Voy a ir a saludar –dije alejándome de Lili y Sarah.

Me acerqué a la mesa donde estaba Kate y me senté junto a ella para después preguntarle en voz baja.

–¿Qué hacen aquí los Otsuzuki? –pregunté molesta.

–No tengo ni idea –respondió Kate–, pero no parece que os hayan reconocido.

–Mis padres los invitaron –dijo Yuki acercándose–, dicen que son viejos amigos.

–¿Qué? –pregunté extrañada.

Yuki se encogió de hombros al verse incapaz de darle explicación.

Vi que James se iba a acercar, sin embargo, la puerta del jardín se abrió de nuevo y un hombre adulto de pelo y bigote canosos vestido de militar entró. James se acercó nervioso, y eso me puso nerviosa a mí.

–Blackbolt –saludó con un nudo en la garganta.

–Teniente Blackbolt para ti, jovencito –corrigió con con tono de desaprobación.

Aquel hombre entró a saludar a los padres de los demás dejándo tras él a un joven de mirada más amigable, cabello negro y ojos verde oscuro.

–Lo siento por no ir a la bienvenida –se disculpó el chico–. Ha sido un mes difícil.

–No importa –dijo James más calmado–, ven, te presentaré a los demás.

Se acercaron a la mesa donde nos habíamos puesto todos.

–Chicos –saludó James con emoción–, él es Takeshi Blackbolt, un amigo que hice en Estados Unidos.

–Hola, Takeshi –saludé con la intención de caerle bien–, soy Mary Jun.

–¡Oh! –dijo sorpendido–. ¿La famosa Mary?

Su reacción me desconcertó, miré a James y este habló:

–Sí, mi amiga Mary.

Takeshi resultó divertido y amable, nos estuvo contando anécdotas de cuando él y James se conocieron en Estados Unidos, en pocos minutos ya era uno más en el grupo.

James nos contó que Takeshi era humano, pero que entrenó con él y Lon, algo que nos dejó bastante sorprendidos.

Por lo que sabía, a Lon y James les enseñaron a controlar sus poderes y también a defenderse de cualquier amenaza, sin importar su rango o poder. Y con esos conocimientos y experiencia entrenábamos, tanto en la base como en las calles, por lo que se me hacía increíble que Takeshi hubiese entrenado con ellos.

La conversación continuó bien, sin embargo, después de comer, cuando ya algunos se habían ido, Takeshi se las apañó para quedarse solo con los que habíamos estado en el asalto a la Torre Sanno.

–¿Y cómo os va, Keibiin? –preguntó de repente.

–¿De qué hablas? –pregunté riéndome nerviosa.

–No soy idiota –dijo–. Nadie más que ustedes se atrevería a sacar de nuevo el símbolo de vuestros padres.

–Es solo un símbolo –dijo Lon.

–Y casualmente mi padre posee el mayor registro de análisis de símbolos en Japón –comentó Takeshi.

–¿Te lo dijo James? –preguntó Yaolan desconfiada.

–Ya os dije que no era buena idea llevar el símbolo de los Keibiin –comentó James.

–Aún así es bueno –dijo Takeshi–. Con ese proyecto de los Avanzados en Europa, la gente de Japón debe de saber que también tienen héroes.

–¿Y los que son como Diamond? –pregunté.

–Esos están vendidos –aseguró–. El gobierno Japonés no quiere hacer mucho uso de ellos, temen tener que cerrar las fronteras otra vez.

Todos lo observamos con seriedad, aquellas palabras nos habían dejado pensativos.

–Sea como sea, si necesitáis ayuda, aquí estoy –aseguró.

A pesar de que la noche continuó no pude ignorar el hecho de que James parecía preocupado después de oír eso, sin embargo, traté de no molestarle y me fui junto con mis padres poco después.

Rogue's NationWhere stories live. Discover now