Cap. 12: Los Nuevos Keibiin

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Las imágenes mostraron un gran edificio rodeado de coches patrullas y mediante un enfocado pudieron ver en el interior a varios hombres armados y tapados por máscaras blancas.

–Es la Torre Sanno –señaló Jet.

–Eso no esta precisamente cerca –indicó James–, no creo que Mary pueda llevarnos a todos.

–Respecto a eso –dijo Yuki sacando unas llaves–, nuestro proveedor también nos ha dado un método alternativo.

Los cuatro nos vestimos y salimos al aparcamiento, el cual estaba vacío debido a que el CIGE ya había cerrado, en él pudimos ver tres motos de color negro con rayas amarillas, plateadas y rojas para James, Lon y Yaolan respectivamente.

–¿Te he dicho lo mucho que te quiero, hermanita? –bromeó Rogue por su comunicador.

–Ya me lo agradecerás luego –respondió ella–, ahora tenéis una misión.

Desplazándome a gran velocidad por las calles logré alcanzar el parque de la Torre Sanno, los demás llegaron después y decidimos cómo entrar.

–¿Cómo vas, Jet? –preguntó Kinozuke.

–Las cámaras de seguridad están rotas –informó–, estamos ciegos ahí dentro.

–La parte inferior del edificio da al metro –dijo Yuki viendo el mapa desde uno de los múltiples monitores de Jet–. Por alguna razón la policía no ha entrado por ahí, pero podríais intentarlo.

Todos aceptamos y nos dirigimos a la entrada del metro más cercana para después desplazarnos hasta la estación que quedaba bajo el edificio. Allí pudimos ver que dos hombres con ametralladores habían matado a los agentes que habían intentado ir por ahí, yo me adelante y con mi velocidad los dejé inconsciente para poder pasar.

Al llegar a la planta baja pudimos ver a varios hombres armados.

–¿Y los civiles? –pregunté.

Rogue se concentró y pudo sentir el calor corporal desprendido por cada persona.

–Hay un gran grupo de personas en la azotea –informó.

–Kinozuke y yo nos encargaremos de los que hay aquí abajo –dijo Akai Yuki–, vosotros id a por rehenes.

Lon y Yaolan generaron escudos de metal y hielo respectivamente y se dejaron ver atrayendo las balas de los asaltantes, nosotros nos desplazamos por los pasillos hasta llegar a las escaleras, las cuales subimos rápidamente.

Kinozuke y Akai Yuki se aproximaron a los asaltantes y con hábiles movimientos que habíamos estado practicando en la base, desarmaron a sus oponentes y comenzaron a pelear cuerpo a cuerpo.

Nosotros por otro lado alcanzamos la azotea y Rogue no tardó en lanzarle fuego a los asaltantes para después confrontarlos haciéndoles cortes con su espada.

Yo embestí a uno para tirarlo al suelo y saqué mi bō para combatir a otro mientras los rehenes huían aprovechando nuestra distracción.

En la planta baja, nuestros compañeros ya habían acabado y Lon se dispuso a interrogar a uno de los asaltantes que estaban retorciéndose de dolor en el suelo.

–Vas a decirme cuál es vuestro plan o... –trató de amenazar Kinozuke.

–¡Te lo diré! –aseguró el asaltante–. No me pagan suficiente para esto...

–¿Qué hacéis aquí? –preguntó Akai Yuki.

–Se suponía que haríamos una distracción aquí mientras que asaltaban el furgón donde trasladaban a un prisionero...

–Detecto una bomba –indicó Jet.

–¿Dónde esta la bomba? –preguntó Kinozuke.

–Asegurando que cumplíamos la misión –dijo el asaltante señalando a uno de sus compañeros inconscientes.

Lon se acercó y pudo ver que llevaba la bomba debajo de la chaqueta.

–¿Crees que puedes congelarla para que no explote? –preguntó.

–Puedo intentarlo –dijo Akai Yuki aproximándose.

Ella puso sus manos sobre la bomba y concentrándose logró congelarla rápidamente evitando la explosión.

–Eso le dará tiempo a los artificieros –dijo Yaolan.

Mientras tanto, yo había logrado deshacerme de uno de los asaltantes, pero no pude ver que tenía a otro detrás y este me disparó alcanzándome en una pierna. Al ver aquello, James corrió hacia mi agresor y con furia lo atravesó con su espada.

Yo observé aquello, James retiró la espada de su pecho y el asaltante dio un paso hacia detrás cayendo por el borde de la azotea. El cadáver dio varias vueltas hasta estamparse contra el suelo alertando a los policías que había abajo.

Rogue se apartó del borde y se acercó a mí para ayudarme a levantarme.

–¡Todo listo! –dijo Yuki por el comunicador.

–Vámonos –dijo James con prisa.

Los cuatro logramos llegar a la salida por el túnel del metro antes de que llegara la policía y usando las motos regresamos a la base.

Una vez allí todos se mantuvieron en silencio para ver las noticias, mientras tanto mis células aceleradas regeneraban la herida de mi pierna.

–Novedades sobre el asalto a la Torre Sanno –dijo la reportera–: se ha visto al enemigo público conocido como Rogue interviniendo junto a otras tres personas en el asalto. La policía especula que es posible que perteneciesen a bandas rivales, sin embargo, los civiles afirman que de no ser por ellos estarían muertos.

Las imágenes del asaltante cayendo desde lo alto del edificio fueron mostradas en pantalla y todos observaron a James, quien se fue antes de que pudiesen hablar.

–Entre otras noticias –continuó la reportera–, nos han informado de que el inversor Nashiro Hidehito, acusado de corrupción, ha escapado mientras era trasladado.

Cuando estuve mejor regresé a casa y allí mi madre se echó sobre mí preocupada.

–¡Hija! –dijo dándome un abrazo.

–¿Has visto las noticias? –preguntó mi padre–. Nos tenías muy preocupados.

–Tranquilos –dije–. No he pasado por allí hoy, he estado con mis amigos.

–No sabes qué alivio nos da oírte –se alegró mi madre.

–Estoy bien –aseguré para tranquilizarlos.

Ambos se quedaron más relajados y se sentaron en el sofá, pero mientras yo iba a mi habitación pude oír a la reportera de las noticias.

–Los rehenes del ataque en la Torre Sanno aseguran que las personas que los rescataron no debían de tener más de veinte años, la policía ha añadido esto a las pistas que puedan llevar a la identidad de Rogue, pero por ahora los civiles aseguran que tenemos a los Nuevos Keibiin entre nosotros.

No pude evitar soltar una sonrisa.

Rogue's NationWhere stories live. Discover now