29: Lazos

4.7K 702 115
                                    

La cena era muy acogedora. El padre de Bakugō era algo callado, pero también participaba en las pláticas. La que llevaba todo bajo control era Mitsuki, que preguntaba y opinaba como se le daba la gana mientras Izuku solo respondía con monosílabos. Katsuki, por su parte, comía mientras se encerraba en sus pensamientos, aún tenía muchas cosas qué pensar que hasta le robaban el sueño. Era algo que no podía decir, un secreto que le había dejado igual de impactado que a sus compañeros.

—¿Planeas volver a estudiar? ¿O vas a seguir trabajando entonces? —preguntó Mitsuki, sacando el tema de la nada. Ella, por supuesto, sabía de la situación del menor por su madre que le había contado todo.

—Bueno... Ahora mismo debería estar estudiando, pero preferí esperar hasta el próximo año que entrar tarde a cualquier otra escuela—ciertamente debería, pero consideraba más importantes sus sentimientos, y el que necesitaba recuperarse de la más grande desilusión de su vida antes de continuar. Todo lo que estaba haciendo mientras, era solo para no quedarse encerrado en casa deprimiéndose más.

—Ya veo. Entonces estarás un año atrasado, pero mira el lado bueno, le atraerás a las chicas aún más por ser mayor que ellas jaja —dijo a propósito para incomodar al más joven de la mesa, quién rápidamente puso una mano sobre su boca para no escupir la comida.

—¿Eh? N-no lo creo —negó con la cabeza y las manos.

—¿Y por qué no? Si eres lindo y muy educado, serás un año mayor, más maduro, las tendrías a tus pies —Mitsuki siguió insistiendo.

—Bueno, no es como si pudiera pensar en chicas ahora... —Izuku nervioso desvió la mirada, sin querer cayó sobre Katsuki, quien parecía estar en su propio mundo, sin prestar atención.

—Sí... —dijo pausado un poco, como si estuviera analizando algo—. Ya veo... ¿Entonces no te gustan las niñas?

Izuku casi escupe de nuevo.

—Mitsuki, no creo que sea una pregunta apropiada en una cena a un invitado —interfirió Masaru, que en ese momento veía peligro. Peligro para la integirdad emocional y dignidad del pecoso.

—Oh, lo siento. Mejor ya hay que acabar —la mujer tomó su plato y comenzó a comer rápido, acabando todo—. Vamos —sin consideración, recogió los plato de los demás y llevó todos a la cocina. En ese momento Katsuki por fin reaccionó.

—¡Hey! ¡Vieja loca! Estaba comiendo —se levantó tras su madre para reclamar, dejando a los dos más tranquilos en la mesa.

—Lo siento, Izuku. Mitsuki es difícil de controlar.

—Je, no se preocupe, lo comprendo. Katsuki es igual —se encogió de hombros. Se sentía raro llamando a Katsuki por su nombre y no por el usual apodo, pero también se sentiría raro diciéndole "Kacchan" frente a su papá.

—¡Izuku! Tengo una idea. Ya que estamos formando lazos de nuevo ¿Qué te parece si vienes a acampar con nosotros como en los viejos tiempos? —gritó Mitsuki desde la cocina.

—¡Hey! ¿Por qué lo invitas? Ni creas que lo dejaré dormir conmigo —se quejó Katsuki al momento, un poco molesto y confundido por el extraño comportamiento de su mamá.

—¡Claro que lo hará! ¡Yo le obligaré a compartir su casa de campaña!

La discusión continuó, mientras en la mesa Izuku no sabía qué hacer.

—Suena como una buena idea ¿Qué dices? Podríamos coordinar las fechas para un día que estés disponible —siguió la idea el hombre mayor, con la intención más pura del mundo.

—En realidad, me encantaría —aceptó Izuku, esa era una oportunidad increíble de estrechar lazos de nuevo, y así tal vez Katsuki por fin aceptaría su amistad luego de pensarlo y volver a convivir con él.

Estúpido QuirklessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora