7: Encuentro, parte uno

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Las mañanas de Izuku eran productivas. A penas tenía una semana saliendo a correr, y no notaba una mejoría física, pero sí una mental. El chico de aquella vez no volvió a hablarle, pero se lo había topado de casualidad dos veces entre semana, era incómodo pero ambos intentaban saludarse de forma rápida y casual.

La madre de Izuku se encargó de conseguir una dieta adecuada para el nuevo estilo de vida de su hijo. Más verduras cocidas y proteína y menos katsudon, Izuku extrañaría su platillo favorito.

Esa nueva dieta traía consigo una enorme variedad de nuevos y deliciosos platillos, que por consiguiente eran demasiado caros.

A veces algunos ingredientes y especias no se podían conseguir en la tienda de conveniencia de la esquina, por lo que un día Inko le pidió a Izuku que fuera al supermercado a comprar algunas cosas. Aún faltaban algunas horas para el trabajo, así que aceptó sin rechistar, ella estaba haciendo demasiado por él como para renegar.

Tomó la lista que tenía todo lo que debía comprar, y salió directo al tren para ir al centro. Cerca de donde bajaba estaba su trabajo, así que prácticamente se daría la vuelta completa. No le tomó importancia.

Llegó y en cuanto entró sintió el aire fresco del lugar, quitándose un poco el calor y cansancio de caminar bajo el sol. El lugar estaba lleno de gente, la última vez que había ido ahí estaba siendo acompañado de su madre para hacer la despensa. Esta vez tenía en la lista todos los ingredientes necesarios para cubrir un mes de rutina.

Vagó por los pasillos sin prisas, deteniéndose cada cierto tiempo para ver los productos de las estanterías. Extrañamente era muy relajante estar ahí.

—¿Qué jabón prefieres? —preguntó una chica de cabellos rosados y rebeldes a su lado. Izuku pensó que la chica le hablaba a alguien más, por lo que la ignoró—. Este realmente me gusta, deja mi cabello muy suave —tomó una botella color blanco y la mostró frente a Izuku, llamando su atención.

Izuku se percató de que le hablaba justamente a él. Se extrañó, buscó a alguien más detrás suyo pero no había nadie, para luego señalarse a sí mismo confundido.

—Sí, jajaja, tú. Tu cabello es parecido al mío —señaló su propia cabellera y luego a la de él.

Izuku vagaba por el pasillo de baño, donde habían varios shampoos, jabones y demás artículos de limpieza personal. Él realmente estaba ahí por casualidad, no quería comprar nada de ello. Y tampoco sabía qué jabón usaba exactamente, su madre los compraba.

—Em... No lo sé —respondió desorientado. La chica rió con dulzura de forma burlesca.

—Eres bastante lindo —comentó de forma casual. Izuku se perdió en sus pensamientos mientras se sonrojaba.

Pues... últimamente la gente se le acercaba sin que él lo pidiera, intentando ser casuales y amigables. Ahora una hermosa chica de piel y cabellos rosados le decía que era lindo. ¿Acaso intentaba coquetear? No podía ser... solo era por su cabello, claramente.

—¡Mi nombre es Mina Ashido! —se presentó con una enorme sonrisa, y ofreciéndole su mano. Cosa que le pareció bastante raro al pecoso.

—¿Ah? ¡Ah! Midoriya Izuku —se presentó como era debido, y titubeante sostuvo la mano de la chica, quién la agitó en forma de saludo.

—Lindo nombre, le queda a tu cabello, jajaja —tremenda casualidad que su cabello sea verde y se llame Midoriya.

—Jejeje sí... —rió entre dientes con nervios, rascando su nuca con fuerza.

—¿Vives por aquí cerca?

—En realidad no... vine hasta aquí para comprar especias que no encuentro por mi casa.

—¡¿Whoo?! ¿Eres chef? Eso genial —razonó la muchacha.

—¡¿Eh?! ¡No, no! Es para mi madre —replicó nervioso y sonrojado, pero después se arrepintió.

—¿Tu mamá? Debe ser muy linda también, jaja. Bueno, seguro que te interrumpí en tus compras. Espero encontrarme contigo otra ocasión —la chica sacó una pluma de su bolso, y sin pedir permiso ni nada tomó la mano de Izuku, quien estaba con la guardia baja. El número de la chica se leía a la perfección en su antebrazo—. Si algún día quieres salir, llámame.

Sin decir una palabra más, se fue, dejando al pecoso con la boca abierta. Definitivamente esa chica le estaba ligando, había visto situaciones similares en algunas películas americanas.

Su corazón no iba a la velocidad normal, sentía que se le saldría del pecho y se iría corriendo a esconderse. La chica era tan bonita, tan atrevida y carismática.

¿Qué tenía de bueno él para que ella se fijara? Era delgado, bajo de estatura para el promedio de su edad, con ropa bastante casual, llevaba una de las camisetas que compró con las chicas de su trabajo, pero no era la gran cosa.

Tal vez era el tipo de chico que le gustaba.

Todo nervioso terminó de recolectar las cosas que pedía la lista. Pagó lo más calmado posible y caminó directo a la estación, intentando borrar su sonrojo para que su madre no notara nada extraño.

La estación a esa hora estaba bastante llena. Metió algunas cosas en su mochila, y aprovechó que esperaba el tren para anotar el número en su teléfono y borrarlo de su mano. Fue al baño rápido para echarse agua e intentar quitar la tinta, dejando su piel rojiza por la fricción.

Suspiró más tranquilo, y salió del baño para tomar el tren. Mala... ¿mala idea?

—¿Ah? —escuchó a un lado suyo. Esa voz, esa voz jamás podría confundirla. Vaya día había tenido—. Qué desagradable encontrarte de casualidad —comentó el rubio con un tono burlesco.

Su corazón se detuvo, su cara se tornó de un color rojo, y todo lo atribuyó al miedo que sintió repentinamente. Había pasado tanto tiempo que no hablaba con Katsuki. No sabía qué hacer.

—¿Kacchan? —preguntó saliendo de su estupor, mirando directamente la cara del rubio que fruncía el ceño y sonreía de lado, mostrando sus dientes.

...

—¿Quién era? —preguntó la chica castaña con intriga, una vez su amiga regresó a su lado.

—Se llama Midoriya Izuku —respondió con emoción.

—¿Eh? ¿Es tu novio? ¿Desde cuándo? ¡Mina! ¿Cómo puedes guardarnos ese tipo de secretos? —chilló la chica invisible, quién definitivamente estaba un poco envidiosa, pues ella jamás había tenido novio, ni siquiera alguna confesión.

—No, no, no. No lo conocía antes, solo me pareció un poco curioso y le hablé —aclaró Mina, negando con sus manos el ajetreo de Hagakure.

—Qué suerte... ¿Acaso le diste tu número? ¡¿Qué pretendes?!

—Jajaja, nada nada. Solo quiero ser su amiga —la chica afirmaba las cosas de forma natural, sin sentir vergüenza o descubrir así misma intenciones de ligue.

—Qué raro. Me pareció familiar... —dijo la chica de mejillas ruborizadas. Miraba al chico que se alejaba del pasillo con una extraña prisa.

Alzó la ceja e intentó recordar. Su cabello definitivamente lo había visto en algún lado.

—Tiene una cara bastante común —aclaró Mina.

—Sí... pero siento que lo he visto antes —para entonces Midoriya ya se había perdido de su vista.

—Me dijo que no vivía cerca... ¿Tal vez lo viste anteriormente en esta tienda?

—No lo sé. No importa, seguro lo estoy confundiendo con alguien más... —dijo para cerrar la conversación, pero aún tenía esa pequeña duda rondando por su mente.

...

N/A: quiero aclarar algo, escogí a Mina para esta escena porque necesitaba a alguien que se atreviera a hablar con otros de forma natural pero son vergüenza, y su cabello me pareció la perfecta excusa ya que Kohei lo mencionó antes 💖. Era perfecta, ya que tampoco es alguien que se deje intimidar por Katsuki.

Estúpido QuirklessWhere stories live. Discover now