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- ¡Milo!, ¿te encuentras bien? -. Pregunté desesperada, una lágrima corrió por mi mejilla.
Milo pestañeó y me miró, dijo algo que no se le entendió, pero intentó levantarse.
- ¿Milo?, ¿cómo estas? ¿Vamos a mi casa? ¿Te curo las heridas? -.
- si -. Dijo a duras penas, no quise seguir hablándole, porque intentaba contestarme y al parecer le dolía al hacerlo. Con su brazo apoyándose en mi bajo hombro salimos del instituto, me pareció bastante extraño de como ningún docente del personal no dijo la absoluta nada y solo observaba como yo lo llevaba hacia afuera, decidí optar por tomar el autobús, o quizás, si demoraba, coger un taxi.
Llegamos a la parada de autobús y lo ayudé a sentarse allí, me quedé a su lado y acarició mi mano con algunas de sus fuerzas, miré con atención y sus nudillos estaban completamente rotos, sangrando a toda costa, me desesperé bastante, ver tanta sangre para mí no era común. Por nuestra suerte el autobús llegó enseguida, lo ayudé a subir, porque se notaba que se encontraba absolutamente adolorido, a duras penas podía moverse, tenía los ojos inyectados en sangre y pues al pasar el autobús, la gente que se encontraba dentro lo miraba, algunos con lástima, otros con desagrado, pues nos sentamos un poco lejos de aquellas personas, para no incomodarlas.
Milo acariciaba mi mano, me miraba a los ojos, sus hermosos ojos se ocultaban por la ceja hinchada, parecía boxeador luego del Ring. No podía verlo así, después de todo, sentía muchas cosas por el, aunque no las dije antes, aunque no admití, el orgullo se apoderó de ni corazón, pero aún no lo perdonaba por completo, son imágenes que simplemente no se pueden olvidar a si de fácil, al menos a mí, me dolió mucho y hasta me maldecí por haberme enamorado, algo que mi mente siempre tuvo control.

Hasta que llegamos a las cercanías de mi barrio, el fue el primero en levantarse, pero obviamente no de golpe, a duras penas, así que decidí a ayudarlo, porque así podría mucho mejor al salir de mi casa.

- vamos, Milo, te ayudaré, sólo camina unos pasos, ya llegaremos al baño y te limpiaré -. El asentía cómo podía.

Se sentó en el borde de la bañera con ayuda de las cortinas.

- espera aquí, ¿si?, iré por el botiquín-.

Busqué en el estante del baño y comencé a hurgar, pues lo encontré y fui casi corriendo a dónde se encontraba Milo.

- bien, déjame limpiarte -. Me lavé las manos y luego volví.

Tomé una toalla húmeda y con un poco de agua iba limpiando la sangre y así haciendo mas divisibles las cicatrices.
Le di un enjuague bucal para que se limpiara la sangre de los dientes.
Tenia los labios muy hinchados, pero pudo mover la boca.

- ________, ¿estás bien? -. Sonreí.
- si, si lo estoy, pero quiero que tu estés bien -. Dije abrazándolo, hizo un quejido. - oh, Milo, lo lamento -.
- descuida, _______, amo que me abraces otra vez, no he podido dejar de pensar en ti -.
- lo sé, la verdad es que yo tampoco, pero hacía mucho esfuerzo por olvidarte -.
- eres fuerte, eso lo admiro demasiado -.
- gracias -. Sonreí. Tomé una gasa, y comencé a enjuagarla con povidona, la unté en las heridas, hizo muecas de ardor.  - vaya, Milo, tienes todo el labio partido, y la ceja, y la mejilla, y el mentón -.
- lo sé, y créeme, duele demasiado -.
- te entiendo, Milo, créeme que esos dolores de cabeza después del accidente, eran atroces -.
- te creo linda -.
- por cierto, quiero que sepas, que he logrado recordar todo, en absoluto todo y en unas semanas me darán de alta para poder hacer lo que yo quiera, pero con moderación -.
- eso es bastante increíble, ¡que noticia más bella han oído mis oídos -. Reí por la semejanza en los términos de rima consonante.
- Milo -. Dije mientras le limpiaba las heridas. - ¿crees que esto funcione? -.
- ¿a qué te refieres? -.
- a nosotros, a una relación -.
- ________, te diré que jamás te haré daño, aquello fue sin querer la verdad -.
- Milo, aquello ya pasó, y no es bueno recordar el pasado cuando se puede hacer un futuro nuevo con la persona que quieres, si el presente es el pasado, porque al pasar los segundos esto ya lo habré dicho -.
- lo sé, eres muy inteligente, bastante ocurrente, algo que siempre admiré de ti -.
- también ahora, escucho a mi corazón -.
- ¿y qué te dice? -.

No quise responderle, solo me incliné y lo besé.

Someday (Milo Manheim y tú)Where stories live. Discover now