26

1.1K 85 9
                                    

Me quedé esperando a la llamada, decidí leer un poco para tranquilizarme, sin rodeos tomé un libro.
Comencé.

"En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales. Aquí relataremos su historia".
(Süskind, p.9, 1985)

El clásico de la literatura "el perfume" de Patrick Süskind.
Me entretuve un tiempo leyendo aquello, con la mente tranquila, sin pensar en mamá, ni en la discordia de Milo, si bien me hizo enojar ya que la chica ha estado amenazándome mas de dos semanas seguidas, si no calculo mal. A Milo sin embargo pudo contarme que hacía ella allí, pudo advertirme, ¿y si tengo otro accidente?, la verdad no se lo que esa chica es capaz de hacer, aquello me olía a gato encerrado, ¿cómo habría de conseguir mi teléfono?, ¿Milo tenía que ver algo en esto? Quizá el era el culpable, quizá el quería humillarme, sabía que yo era la chica solitaria del Instituto, al que todas las chicas me odiaban y no tengo idea por qué. ¿Cómo cabía esto?, Milo, nunca he visto a Milo hablar con la chica Holiday cara a cara, sólo por el teléfono, no sé que pensar, ¿qué estaba ocurriendo? No se si confiar en Milo, sabía, comenzamos demasiado rápido nuestra amistad, nunca una amistad comienza tan de prisa, y yo caí, porque nunca había tenido un amigo hombre y mis amigas, ¿mis amigas? Las recuerdo, ellas me buscaban cuando lo necesitaban y me ignoraban cuando querían. Decidí salir un momento a tomar aire, a descansar un rato, a pensar tranquila.

Caminé por la acera practicando el equilibrio, voy tranquila y positiva, tranquila, con mi teléfono en el bolsillo, si el hospital llamaba, tenía que estar alerta.

- ¡hey, ______! -. El chico de la bicicleta estaba en frente.
- hola -. Dije, no podía recordar su nombre.
- ¿cómo te encuentras? -.
- bien, ¿y tú? -.
- pues bien, ¿adonde ibas? -.
- a dar un paseo -.
- genial, yo voy por unas compras que encargó mamá al supermercado -.
- genial -.
- ¿vienes? Digo, ya que caminas sin rumbo, si quieres después podemos ir por un café -.
- no lo creo -.
- ¿segura? -.
- supongo -. Me encogí de hombros.
- bueno, entonces nos vemos otro día, oye, se me olvidó preguntarte, ¿cómo se encuentra tu vestido? -.
- gracias por recordarme, tengo que dejarlo en la lavandera -.
- vaya -.
- lo lamento, no tuve tiempo -.
- a todos nos pasa -.
- puede ser -. Sonreí.
- por cierto, ¿cuántos años tienes? -.
- diecisiete, ¿y tú? -.
- veinte -.
- ¿veinte? Vaya -.
- me veo menor, pero eso no es lo importante -.
- claro que no -.
- bueno, no tengo que demorar tanto, mamá está esperando -. Recordé a mamá, también ella está esperando.
- y así querías que te acompañara a tomar un café -.
- soy muy malo con la estructura del tiempo -.
- es extraño, pero no eres malo, solo un poco desorganizado -. Rió.
- ¿desorganizado? Bueno, tal vez un poco -. Reí. - bueno, ________, nos vemos luego -.
- si, claro -. Dije. El volteó y se fue, quedé prácticamente en la rama de lo que es correcto y lo que no, mamá se encontraba en el hospital luchando por su vida, y yo simplemente pateando piedras en la calle con ambas manos sumergidas en los bolsillos de mi chaqueta rosa favorita, esperando que el teléfono vibrara.

De alguna manera no lo hizo, en ningún momento, decidí mirar hacia el frente.

La mirada se me congeló, no quería estar en esta situación, no, al menos, no tenía ánimos de mucho.

- ________ -. No respondí, pues no quería hablar demasiado, y comencé a observar los alrededores que me tenían por lo ambiguo de la mayoría de las teorías y la Physis que me rodeaba, el dilema era entre abrir la boca para hablar o simplemente voltearse y callar, sin embargo, es mejor hacer que deshacer.

- Milo -. Dije fríamente.  

Someday (Milo Manheim y tú)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora