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Sin embargo, después de aquella noche, me quedé con una chaqueta de Milo, y necesitaba devolverle el vestido y los zapatos a su madre, pues ¡Hoy!, voy a la escuela, al fin, necesitaba aprender, me agrada la idea de levantarme y seguir adelante mi día a día, aunque aún estoy delicada después de el accidente, pero necesito reponerme, aprender, que es lo vital para mí, es cómo mi oxígeno.

Me preparé para ir a la escuela, me dirigí hacia el tocador, y me metí a la ducha, me duché todo lo que pude para poder despertar.
Al salir, tomé la toalla y la enrollé sobre mi cabello, tomo la otra toalla y la envuelvo sobre mi cuerpo. Mis pasos decaen en frente del espejo y me observo, todas aquellas imperfecciones, venas pequeñas visibles en las ojeras, una especie de rosácea débil, nada que no se puede ocultar con base de maquillaje. Me humecto la base y la esparzo por todo el rostro, de manera de ocultar las imperfecciones, pero que la piel se viera absolutamente natural, luego me delineo los ojos con mucha delicadeza para que no se notara mucho, deslice la mascara de pestañas en las mías, y comencé a pestañear. El rubor hizo su trabajo de ocultar las demás venas que se eran visibles y el lápiz labial tenue que apenas se notaba.
Volví a mi habitación y tomé un vestido rosa, era un poco corto, pero no lo bastante, solo cuatro dedos sobre la rodilla, o quizá más, pero lucía decente.
Quité la toalla de mi cabello y comencé a cepillarlo, tomé el secador y pues estuve allí secándolo como pude. Me hice un peinado simple, pero agradable, tomé mis converse blancas, mi mochila y bajé. Mamá no se encontraba abajo, así que hice mi propio desayuno. Tomé dos rebanadas de pan y les puse queso y jamón de pavo, la metí a la waflera, o no sé como se llama, y luego de segundos lo saqué, se veía delicioso de como el queso se encontraba derretido por los bordes.
Me senté y me serví té, pues, tomé el periódico y comencé a leer el horóscopo.

Llegó mamá, con su bata desde arriba, al parecer estaba bastante enferma.

- hija, ¿estás bien?, no pude hacerte el desayuno porque, cómo me ves estoy resfriada -.
- descuida, mamá, ¿cómo te sientes? -.
- bastante horrible -.
- esta bien, no te preocupes, y ve a recostarte, yo prepararé todo para la escuela y eso, no te preocupes, ¿si? Solo descansa -.
- esta bien, hija, espero que estés bien en la escuela, cuídate mucho, ¿si?, recuerda que no estás del todo bien -.
- lo sé, mamá, no te preocupes, estaré bien -.
- solo cuídate -. Dijo al subir las escaleras.

Recogí los trastes y los dejé en el lava platos. Me dirigí al baño de la plantea baja y cepillé mis dientes.

Cerré la puerta, y decidí por irme caminando, ya que era una linda mañana, la luz del sol relumbraba por los horizontes. Me dieron ganas de cantar, pero, sin embargo, no lo hice.

Las calles estaban llenas de gente, parloteando y yendo hacia un destino concreto al igual que yo.

Se puede decir que llegué al instituto, bastante tranquila y cómo fuera de lo normal, cómo si hubiera faltado un año; pero en fin, la clase de química abordaba el horario, así que entre al laboratorio y encontré a unas chicas cuchicheando sobre algo, detuvieron su conversación y me miraron, siguieron haciéndolo, hasta que llegué a mi asiento adelante de toda la clase. Llegó el maestro, junto con Milo.

- lamento llegar tarde -. Dijo Milo, me dió un beso en la mejilla.
- descuida, no hace falta lamentar nada -. Dije.
- ¡vaya que linda eres!, pues, ¿quién tiene a la mejor novia del universo?, ¡yo la tengo! -. Reí.
- no exageres -.
- no lo hago -. Sonreí.

El maestro comenzó su clase, y al fin en todo el año, nos hizo mezclar cianuro con bicarbonato de sodio, una mezcla, bastante peligrosa, así que, nos colocamos las gafas de seguridad y hacer parejas, obvio, estuve con Milo.

- mira, el cianuro es como el vinagre y el bicarbonato como el aceite -. Me dijo.
- lo sé, Milo -.
- sé que lo sabes, pero lo que no sabes, es que yo soy el cianuro, un compuesto común y corriente en la tabla periódica y tu eres el bicarbonato, lo cual hace una reacción al cianuro -. Mezcló los compuesto y salieron burbujas y luego mucha espuma, tenía un olor peculiar, tuve que taparme la nariz, porque era tóxico.
- explotan -. Dije.
- exacto, tu me haces explotar -. Lo abracé.

Pues, después de haber sido un día bastante largo, pero entretenido, estuve junto a Milo y prácticamente me comentó que estaba emocionado, porque mañana es el primer día del club de teatro.

Me separo de el, para ir a dejar mis papeles médicos a secretaría y algo me detiene.

- ¿así que tú eres _______ Smith? -. Miro hacia arriba.
- si -. Dije, noté que era la misma chica que Milo tenía en su fondo de pantalla.
- muy bien, linda, aléjate de Milo, estoy aquí para vigilarte -. Dijo desafiante.

Someday (Milo Manheim y tú)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant