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Desperté tranquila y sin rodeos, pues se trataban de las doce de la tarde, me asusté y me levanté de golpe. Fui corriendo hacia donde se encontraba mi teléfono cargando y pues no tenía ninguna llamada del hospital o un mensaje desconocido, sólo uno de Milo.

Milo: ______, ¿vendrás hoy? Estoy preocupado, pero prefiero que te quedes en casa preocupada del teléfono por si llaman del hospital.

Pensé en responderle.

Yo: tranquilo, cariño, me quedaré en casa, esperando la llamada, por que si me llaman, correré al hospital, aun que pienso ir mas rato.

Lo vio y comenzó a escribir al instante.

Milo: aguarda, ¿me llamaste cariño? Vaya, genial, princesa mía, te amo, si quieres te acompaño, solo me quedan tres horas para salir del instituto, pasaré a tu casa enseguida.

Me dijo "te amo" aquello era algo nuevo, ¿se puede amar a a alguien en más de tres semanas?, quizá cuando el amor es intenso.

Yo: esta bien, te esperaré.
Milo: un gusto, estaré allá lo más luego que pueda.
Yo: gracias.

Comencé a hacer las cosas, hoy no había receso del almuerzo en el instituto, ya que salíamos temprano los miércoles.
Pensé en Milo, no comería mucho, así que comencé a hacer unas tortillas de zanahoria junto con quesadillas de entrada, pues comencé.

Sudé y olvidé como usar el horno por unos segundos, comencé con la sartén y todos los ingredientes tal como me había enseñado mamá.

Cuando terminé, llamé a Milo muchas veces, pues ya se tornarían la hora de salida en el instituto. Lo llamé muchas veces, quizá seis o más, a lo mejor se le había descargado el teléfono tal como la otra vez.

Ya había pasado una hora y el no llegaba, comencé a preocuparme, pues su casa no quedaba muy lejos, quizá había pasado a su casa por un refresco y almuerzo, pues quizá tenía mucha hambre, así que me dirigí hacía afuera y agarré mi bicicleta y me dirigí a la casa de Milo.
Pues a la mitad del camino observo a un chico alto y una chica, no me fijo bien en ellos, pero sigo avanzando, hasta que oigo mi nombre.

- ¡_________! -. Escuché, me detengo, Milo era aquel chico y la chica no era más que Holiday. Me dirijo hacía ellos. - _______, ella es Holiday -. Me la presentó.
- hola -. Dijo ella sonriendo.
- hola -. Digo fríamente y confusa.
- bueno nos dirigíamos a ayudarte, Holiday quiere hacer las pases contigo, ya que esos mensajes han sido muy amenazantes y quiere enmendarlo -.
- si, ______, lamento haberte enviado aquello, discúlpame por favor, Milo me argumentó tu situación y quiero ayudarte -.
- ¿de verdad? -. Arqueé la ceja izquierda.
- ¡claro! -. Dijo ella sonriendo.
- pues, esta bien -. Dije.
- ¡que linda! -. Dijo Holiday.
- si -. Dije fríamente.
- bueno, íbamos directo a verte, ¿vamos? -. Dijo Milo.
- ¿vamos? ¿Los tres? -. Contesté.
- pues si -. Dijo Milo.
- Milo, no quiero molestar a _______, vámonos, ella debe estar tranquila, a parte iba en bicicleta a algún lugar y le estamos quitando tiempo -. Dijo Holiday.
- tienes razón -. Dijo. - bueno, _______, nos vemos mañana, ¿si? -.
- si, claro, por ahora esperaré la llamada -.

Me dirigí en bicicleta a mi casa que quedaba a unas cuadras y frené, quizá ella y yo podríamos ser amigas, igual que Milo había empatizado con ella, creo que era buena, estaba pensando en almorzar con ellos.
Los miro, se estaban besando.
¡besando!, ¿besando?, ¿¡besando!? ¡BESANDO!. Pues Milo se dio cuenta que yo estaba mirando y se separó de ella rápidamente y se decidió a correr hacia a mi.

- ¡_________! -. Gritaba.
Yo subí a mi bicicleta y comencé a pedalear sin juicio, escuche correr a alguien, pero pedaleé más rápido, unas lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, aquel nudo en la garganta que no permitía darme función al hablar.

Al llegar a mi casa, cerré la puerta de golpe y me caí en el piso, llorando con absoluto dolor. Comenzaron a golpear la puerta. Me quedé allí en piso, con el corazón roto, yo le había dicho por primera vez "cariño", quería ignorarlo, no le iba a hablar jamás en la vida.

El teléfono comienza a sonar.

Someday (Milo Manheim y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora