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La clase de química estaba razonablemente confusa, pues me confundía con facilidad.

- Milo, no logro entender esto -. Dije con desesperación.
- bueno, te mostraré mis apuntes después de clases, ¿si? Ahora te recomiendo que captes todo y si te confundes alguna palabra tendrás en la mente que después yo pueda explicarte, ¿entiendes? -.
- si, Milo, jamás me había ocurrido esto en la vida, me siento terrible -.
- no te sientas terrible, ________, son cosas que pasan, bueno, algún día tenía que ocurrirte, ¿no?, pues eres un ser humano y sin embargo, debes cometer errores en tu vida para aprender de ellos -.
- gracias por subirme el ánimo, Milo -. Le sonreí.
- pues gracias a ti, por darme las mas bellas sonrisas -. Sonreí otra vez.

- ¡Manheim! Vaya al pizarrón y haga el cálculo de entalpía que veis allí -. Gritó el profesor Wood, le dió la tiza para pasar a la pizarra.
Al momento en que se levantaba de su asiento. - lo siento -. Susurré.
- descuida -. Me respondió.

Pues me quedé allí viéndolo que tal hacía el cálculo para comprender un poco.

Me fui afligida a buscar unos libros a la biblioteca para leer, ya que en todo el día no entendí mucho del todo, nunca me había pasado, pero como había dicho Milo, tenía que pasarme en la vida, aquello era como un calmante a la vena, pero aún así mi mente no estaba tranquila.
Urge entre los estantes de libros y comencé a ver portada tras portada, no había ninguna que me interesara, indagué con mas intensidad y pues nada, sólo libros que ya había leído o que no me interesaban, me dirigí hacia la bibliotecaria que estaba revisando papeleos, repliqué mis dedos en el mesón.

- ¿que pasa señorita Smith? -. Dijo aun sin dirigirme la mirada.
- ¿no han llegado novedades? -.
- pues, me temo que no, hasta el próximo semestre, quizá lleguen nuevos libros -.
- bueno, gracias por la información -.
- ¿que te gustaría leer? Digo, para encargarlos -.
- creo que la literatura contemporánea, o mejor dicho la literatura del siglo xx, la época de chocolate con pimienta, el gran clásico-.
- claro, las pediremos, no te preocupes -.
- de verdad, muchas gracias -.
- vaya, has estado cuatro años aquí y eres la persona que mas viene a menudo a la biblioteca -.
- pues no hay otra excusa, me encanta venir, es tan clásica esta biblioteca, tiene una gran estructura europea de la época pasada, esto me encanta -.
- ¿de verdad?, pues entonces la universidad Yale te encantará, Hardvard tiene un estilo parecido, mira, te daré dos panfletos, este es de Yale -. Me tendió un papel de una universidad que decía los tipos de horarios y toda la información. - este es de Hardvard, con tus calificaciones puedes acceder a las dos, te aceptaran enseguida, recuerda que a contar del próximo semestre debes comenzar a postular a las universidades o quedarás sin cupos, debes hacerlo -.
- de verdad, muchas gracias por la información, lo seguiré al pie y a la letra, muchas gracias, adiós -. Dije sonriendo y abrazando los panfletos.
- adiós -. Dijo ella con simpatía.

Me fui bastante feliz, pues esto se lo haría saber a mi madre, por lo bastante feliz que me encontraba, estaba totalmente emocionada. Al salir estaba Milo de pie allí, en frente de mi, vio los panfletos, lo noté en el transcurso del movimiento de sus corneas.

- ¿qué son? -. Dijo tomándolas.
- eh, bueno, son para la universidad a la que quiero ir -.
- vaya, Hardvard y Yale, universidades bastante buenísimas, tu entraras a estas con bastante facilidad -.
- si y lo necesito, pues es bastante genial, y quiero hacerlo, ¿lo ves? Mis sueños están a meses de cumplirse -.
- me encanta ver aquella sonrisa en tu rostro y esos ojos brillando -.
- que tierno eres -. Dije sonriendo.
- no tanto como tu mirada -. Reí.
- de verdad, me alegra mucho esto -.
- a mi me alegra que sea así, oye, por cierto, ¿me dejas tomar tu mano? -. Reí.
- esta bien -. Dije. Tomó mi mano sutilmente y comenzamos a caminar. - y tú, ¿a qué universidad irás? -.
- pienso en Princeton y Yale, quisiera Hardvard, pero jamás me aceptarían-.
- jamás digas eso, siempre tienes que proponerte una meta, si tienes una meta alta, intenta alcanzarla siempre, nunca, nunca digas que no puedes, porque si puedes, si aun no resulta la meta, cambia el método, pero jamás la meta -.
- que lindas cosas dices, _______ -. Reímos.

- vaya, vaya, miren a quién tenemos aquí -. Dijo un chico que no conocía.
- ¿qué pasa? -. Dijo Milo.
- ya sabes, Manheim, Holiday me ha contado todo lo que le has hecho, cómo tienes un tan burdo corazón para hacerle aquello a una chica tan bella, ¿le harás lo mismo a la chica santa? -.
- ¿de qué hablas, Nick? -. Dijo Milo enojado.
- de esto hablo, Milo, eres un idiota, no debes jugar con los sentimientos de las chicas, ya lo noto verdad, por eso a principio de año andabas de la mano con esta chica y después de la mano se Holiday y ahora otra vez ella, eres un rompecorazones, no sé cómo pude haber sido tu amigo -.
- oye, no tiene mucha concordancia lo que me estas diciendo ahora -.
- ¿ah, no? -.
- claro que no -. Contestó. El chico Nick le dió un puñetazo a Milo que hizo que le sangrara la nariz y volteara la cara.
Milo se lo devolvió, pero con menos fuerza, porque el chico seguía de pie. El chico lo empujó y el retrocedió rápidamente hacia atrás, me empujó y caí, su cuerpo era mas grande que el mío.

- ¡________! -. Me miró y luego se dirigió al chico. - esto no te lo aguantaré, boté a mi novia por tu culpa -. Algo le dijo el chico que no pude escuchar y le dio un puñetazo mas fuerte, comenzaron a golpearse como si no hubiera mañana, Milo quedó en el piso, a duras penas lograba respirar, me acerqué a él y el chico huyó.

- Milo, ¿estás bien? -. Parecía que iba a desmayarse, estaba a punto de cerrar los ojos, le di unas palmadas en el rostro para que no se durmiera. - ¡Milo! -. Tenía su rostro lleno de sangre, la nariz goteaba cada segundo y tenia la ceja hinchada, del labio sangraba, tenia los dientes rojos de sangre, quería que me respondiera, pero solo miraba a la nada.

Someday (Milo Manheim y tú)Where stories live. Discover now